“Que no se equivoque, que el diálogo no es debilidad, es consustanciar el sistema democrático. No hay que cansarse de dialogar.” Así aconsejó el ex presidente Eduardo Duhalde al gobierno nacional sobre el conflicto con las entidades agropecuarias. Al finalizar ayer la inauguración del “curso de formación de dirigentes para la Argentina productivista”, el ex mandatario le expresó su “eterno agradecimiento al campo argentino” y recordó que durante su mandato, luego de la crisis de 2001, “las mismas personas que hoy protestan aceptaron las retenciones”. Mientras la presidenta Cristina Fernández de Kirchner hacía referencia al tema en la Casa Rosada, Duhalde dijo que no iba a hacer “declaraciones opositoras”, pero no se privó de criticar con cierta sutileza la postura oficial.

En un auditorio pequeño pero repleto, el ex mandatario aclaró que el “Movimiento Nacional Productivista”, que él preside, “no nació como un partido político, porque no sirve, la idea de desarrollo la deben tomar todos, los sectores de la producción y los trabajadores”. En ese sentido, preparó la primera clase del ciclo lectivo 2008 con dos ejes: producción e inclusión social. Además, dejó para el final el bonus track del día. La exposición estuvo ilustrada con videos de sus días como jefe de Estado, fragmentos del 1º de marzo, cuando presidió la apertura de sesiones ordinarias en el Congreso, o cuando anunció que el 9 de julio de 2002 festejaría el fin de la recesión. Le faltó la histórica frase “el que depositó dólares, recibirá dólares”.

En primera fila estaban su esposa, la senadora Hilda “Chiche” Duhalde, los economistas Daniel Muchnik, Javier González Fraga, los ex funcionarios Miguel Angel Toma y Carlos Brown y el diputado nacional Jorge Sarghini, la mayoría de ellos futuros expositores de la nueva escuela de formación de dirigentes. “El rol del Estado es el de promotor de una revolución social que tenga como objetivo la defensa irrestricta de los derechos humanos y la ampliación de los márgenes de libertad del hombre”, aseguró Duhalde. Para eso, sugirió dos medidas inmediatas: “tierra para todos” y “retribución ciudadana”. La primera implicaba que todos los argentinos fueran propietarios de un “pedazo de tierra” y la segunda que exista un ingreso universal para cubrir las necesidades mínimas.

Con una durísima crítica a la “década nefasta de los ’90” y su “política neoliberal” el ex presidente dijo que “la tremenda concentración de la riqueza es un problema estructural que no se puede solucionar con aspirinas”. Sin embargo, aclaró que hay que ser prudentes con las críticas porque pasaron “sólo seis años de una depresión económica”. Para terminar criticó a las retenciones, ya que “no se puede tratar como pares a los diferentes y si el Gobierno se equivoca va a aumentar la concentración”.

Informe: Sebastián Abrevaya.