A raíz del conflicto entre el gobierno nacional y las entidades del campo, el Ministerio de Educación de la ciudad de Buenos Aires promovió un día de reflexión en las escuelas porteñas. La propuesta consiste en que el lunes, las instituciones educativas de gestión estatal y privada generen “instancias de diálogo como herramientas de encuentro, reconocimiento, aceptación y convivencia con el otro para la resolución de conflictos”. En medio del duro enfrentamiento que lleva varios días en el centro de la escena mediática, el ministro de Educación porteño, Mariano Narodowski, aseguró que “la televisión no tiene que ser el único canal de discusión de estos temas y la escuela claramente no puede quedar al margen de este tipo de hechos coyunturales”. A su vez, el director del Colegio Nacional de La Plata, Gustavo Oliva, advirtió que para que la experiencia sea positiva es necesario “salir del slogan y el consignismo porque esta es una zona muy delicada en la que hay que jugar sin trampas”. “Esto es bueno –dijo– si sirve como un gran disparador para que los jóvenes de nuestro país ahonden en el análisis de datos comparativos y se formen una visión crítica.”

En diálogo con Página/12, Narodowski explicó que en el ministerio surgió “la preocupación en función de lo que pasó esta semana” entre la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y las cuatro entidades agropecuarias. “Los niños, los jóvenes, los adolescentes están mirando lo que los adultos hacemos y es importante profundizar la cultura del diálogo y el respeto para lograr solucionar los conflictos”, ejemplificó el ministro porteño. Uno de los puntos a definir es el rol que debe tener la escuela en este tipo de situaciones. Para Narodowski, el lunes la escuela cumplirá su “función política, no en el sentido partidario, sino en el sentido participativo, del debate de un tema que no le es ajeno”. Oliva, también consideró como positiva “la reflexión y la construcción a través del diálogo” y aclaró que si bien “todo se puede discutir en democracia, lo que no se puede discutir es la democracia”. “Lo mejor que puede pasar para un país –aseguró– es tener plena conciencia de que hay que construir ciudadanía y que la ciudadanía se construye con unos y otros y no con unos a pesar de otros”. En este sentido, Narodowski remarcó que el diálogo no significa “la eliminación de los disensos porque no todos tienen que pensar lo mismo, pero lo más importante es que se profundice el respeto como una necesidad para solucionar un conflicto y no tanto la cuestión de fondo”.

En las diferentes escuelas se realizarán actividades acordes a los niveles educativos. En el nivel inicial se reforzará el concepto de “diálogo aceptando las diferencias” y los chicos producirán expresiones plásticas sobre el tema. En el nivel primario se propone el trabajo con textos periodísticos y programas radiales y televisivos para concluir la tarea con la producción de pancartas, grafitis o afiches que expresen los ejes del debate. Los alumnos de nivel medio ya podrían realizar un trabajo de “análisis e interpretación” de la cobertura periodística y la elaboración de ensayos, poesías o cuentos, entre otros géneros literarios. “Según quien dicte la clase, la actividad puede ser altamente tendenciosa. Por eso siempre estos temas hay que tratarlos con mucha seriedad. Es necesario jerarquizar al sistema educativo y no poner al docente como mero comentarista de una situación que, además, lo ve superado por las complejidades que tiene la temática”, explicó Oliva.

La propuesta del Ministerio de Educación porteño se lleva adelante en el marco de la “Ciudad Educativa”, creada por la Ley 2169, cuya sanción se logró luego del trabajo de alumnos de escuelas medias, que elaboraron los borradores de la norma que finalmente fue aprobada por la Legislatura de la ciudad.