La amenaza de ruptura que vienen ensayando algunos gobernadores del PJ ya se convirtió en un tema de preocupación filas adentro del oficialismo. Por iniciativa de varios mandatarios peronistas, entre ellos el chaqueño Jorge Capitanich, los hombres que mandan en las provincias se reunirán en la Capital Federal la semana próxima. “Vamos a charlar un poco para ver qué piensan todos. Hay interés de muchos gobernadores, de juntarse e intercambiar opiniones”, adelantó a Página/12 uno de los que está convocando a la reunión. Al encuentro estará invitado el cordobés Juan Schiaretti, quien hasta ahora se ha mostrado como la cara visible del incipiente movimiento de rebeldía al liderazgo de Néstor Kirchner. La preocupación de los gobernadores del PJ no es tanto la protesta por las retenciones móviles, sino el porcentaje de coparticipación de los recursos que llegan a sus provincias. La reunión de los jefes territoriales del justicialismo coincidirá con el acto de asunción de Kirchner al frente del PJ, previsto para el miércoles en la cancha de Almagro.

La asamblea de gobernadores en Capital Federal traerá del pasado una imagen que seguramente será aprovechada por la oposición: en lo peor de la crisis de 2001, los encuentros de gobernadores en el Consejo Federal de Inversiones (CFI) se convirtieron en una postal del deterioro de la situación política y económica. Sin embargo, desde la Casa Rosada creen que lograrán atravesar el momento delicado, y la aparición de retadores desde las mismas filas del justicialismo, a partir de la asunción de Kirchner en la presidencia del PJ. En ese marco se entiende el comunicado que ayer difundió el vicegobernador bonaerense, Alberto Balestrini, junto a un grupo de intendentes de la provincia de Buenos Aires: “Los hombres y mujeres que hemos apostado seria y responsablemente a la reconstrucción de las bases socavadas por años de políticas erróneas debemos encolumnarnos en la defensa de los intereses de todos y no de sectores en particular”.

Los últimos pasos dados por el kirchnerismo demuestran que en la quinta de Olivos siguen con atención el deterioro de las relaciones con algunas provincias. No es casual que la Presidenta haya elegido hacer actos en regiones alejadas de la patria sojera tradicional (las tierras más fértiles de la región centro) desde que estalló la crisis: en las últimas semanas estuvo en Jujuy, Tucumán y Misiones. También se observó con preocupación la solicitada firmada por unos cincuenta legisladores peronistas de las provincias de Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos. Ese comunicado fue ideado por Schiaretti y difundido en público por el ex gobernador entrerriano Jorge Busti. El senador y ex piloto de Fórmula Uno, Carlos Reutemann, ya habría adelantado su adhesión a la iniciativa.

Otrora aliado del oficialismo (el propio Kirchner lo supo convocar a una reunión en Puerto Madero para discutir sobre el PJ y Santa Fe), Reutemann ahora es el blanco de las críticas del mundillo K. Ayer salió a cuestionarlo con palabras muy duras el dirigente de la Federación de Tierra y Vivienda, Luis D’Elía. “Entre cuatro mil hectáreas de soja y el pueblo argentino, Reutemann eligió quedarse con sus cuatro mil hectáreas de soja”, dijo ayer en declaraciones a la señal de cable Metro.

Otro tema que podría distanciar más al Gobierno de los gobernadores es la propuesta que pretende concretar el santafesino Hermes Binner. Distanciado del kirchnerismo tras su compromiso de defender a los productores de soja, Binner está estudiando recurrir a la Corte Suprema para que el máximo tribunal declare la inconstitucionalidad de las retenciones móviles. El argumento de Binner es que las retenciones móviles instrumentadas por el Ejecutivo afectan la coparticipación de impuestos y, por esa razón, también violan principios constitucionales. “Nuestro interés es estudiar profundamente este tema”, anticipó Binner a Página/12.

Aunque Binner no sea peronista, su reclamo de “federalizar las retenciones” (ampliar el monto de fondos coparticipables a las provincias) tiene eco entre los mandatarios oficialistas. Para algunos, todo lo anterior no implica que el distanciamiento vaya a profundizarse. “No observo ningún tipo de problema en ese sentido. No observo ningún punto de ruptura. Tenemos que abrir mecanismos de diálogo entre las partes”, minimizó Capitanich en diálogo con Página/12. Esta historia tiene final abierto.