Antes de que se escucharan los primeros gritos en su contra el rabino Sergio Bergman esgrimió ante PáginaI12 una explicación sobre su alianza con la ortodoxia, motivo de la furia de los afiliados que iban llegando a la plaza seca. “Categorías como judío legítimo son repudiables, pero ya fue rectificado. Pero esto no es lo que va a suceder, esto ya sucedía en la AMIA. Los gobiernos anteriores de AMIA siempre concedieron a la ortodoxia el monopolio de definir quién es judío, quién puede ser enterrado en un cementerio judío.”

–¿Quiere decir que Borger tan sólo blanqueó la situación?

–Algo que ya sucedía apareció como novedad. La gente empieza a asumir que la AMIA no es toda la comunidad judía: de 200 mil judíos, 20 mil son socios. Con tres mil votos ganás una elección. La crisis de legitimidad y representatividad que la AMIA usurpó trágicamente a partir de la bomba de 1994 queda más en evidencia.

–¿Con esa poca representatividad tienen mucha influencia?

–Si no te gusta la AMIA, participá. Nos tienen a nosotros, que no pactamos con la ortodoxia, como salió, sino que respetamos el principio histórico de AMIA: en su gobierno están todos los grupos y sectores.

–¿No se arrepiente de haber apoyado a la lista ortodoxa?

–Lo que hicimos, junto con la lista 3, fue apoyar que la primera minoría elija al presidente. Pero hemos conformado una comisión directiva con representación amplia. Pero cuando uno pierde tiene que defender las mismas banderas, desde adentro, con la proporción que nos corresponde.

–¿Por qué no dio su apoyo a la lista laica?

–No hubo acuerdo programático con la lista 3. A la hora de pedirnos los votos nos planteaban que para arreglar el problema del cementerio necesitaban un año, para que el servicio rabínico sea plural teníamos que atender afuera. Si me preguntás si me gusta que haya ganado la ortodoxia te digo que no.