“De las nuevas evaluaciones oximétricas no surge la necesidad de requerimiento de oxigenoterapia permanente, tal como fuera expresado en su oportunidad”, dejó asentado en su informe el cardiólogo José María David, al reiterar que Bussi no necesita usar la mochila de oxígeno. El represor usó el tanque y la sonda en la primera audiencia, de la que lo sacaron en una camilla por su supuesta descompensación cardíaca. Los integrantes del Cuerpo Médico Forense no niegan que el militar tenga una afección cardíaca y dificultades respiratorias, pero señalan que se trata de enfermedades crónicas que no le impiden asistir al juicio. Bussi ha hecho de la enfermedad su más fuerte estrategia de defensa. Además de aducir riesgo cardíaco, sus abogados trataron de que lo declararan inimputable por razones psiquiátricas. Estuvo a un paso de lograrlo, ya que una junta médica integrada por profesionales tucumanos dictaminó que no estaba en condiciones “mentales de entender el juicio” en su contra. Los jueces pidieron una segunda opinión a los profesionales del Cuerpo Médico Forense que depende de la Corte Suprema de Justicia. El psiquiatra del CMF constató que Bussi está depresivo, pero no imposibilitado de ejercer el derecho de defensa.