EL PAíS
Un militar honesto
Por Luis Bruschtein
Es posible pensar que la defensa corporativa de las peores causas que hacen los jefes militares en la Argentina y que termina por involucrar a toda la institución tiene un sentido. Porque la existencia de un militar bueno pondría mucho más en evidencia a los demás. En un país donde las Fuerzas Armadas fueron siempre azuzadas para defender los peores intereses, es difícil ser un buen militar. Por eso, los que fueron buenos, lo fueron doblemente. Uno de ellos fue el mayor Bernardo Alberte.
Quizá por esa razón, sus propios ex camaradas de armas se ensañaron con él. Quizá por ese motivo fue uno de los primeros que fueron a buscar en la madrugada misma del golpe para arrojarlo por la ventana de su departamento en la avenida Libertador. Que hubiera un militar metido en el pueblo y acompañara sus luchas, era más insultante que la militancia de un obrero o de un intelectual.
Alberte fue edecán de Perón. En ese momento no era político, dirigente ni militante peronista. Pero lo indignó la traición de sus camaradas, lo conmovieron los bombardeos a Plaza de Mayo, la mentira y la soberbia elitista, clasista, de los conspiradores de 1955. Se hizo militante popular por oposición a todo eso. Ese sentido de la honradez lo llevó incluso más lejos que otros militares que habían sido más conocidos por peronistas. Fue delegado personal de Perón, que era el nivel de conducción en el país más importante en el peronismo y siempre vivió con humildad. Nunca tuvo problemas, como muchos dirigentes enriquecidos de la noche a la mañana, para explicar que su única fuente de recursos era la propiedad de una lavandería y tintorería, que además se usaba como punto de reunión de la militancia.
Mientras fue delegado de Perón estimuló a las agrupaciones de la Juventud Peronista que hasta ese momento habían sido marginales en las decisiones movimientistas, y facilitó el surgimiento legítimo de la combativa CGT de los Argentinos. A diferencia de otros dirigentes no se comprometió con la política cortesana y prefirió mezclarse con los sectores populares, de base y combativos.
Desde el llano, tuvo diferencias con las direcciones de las organizaciones guerrilleras porque consideraba más importante el trabajo popular que las operaciones armadas, y fundó el Movimiento Revolucionario 17 de Octubre. Desde allí denunció los secuestros y asesinatos por parte de la Triple A y de las Fuerzas Armadas. Es importante el homenaje a un buen militar porque pone en evidencia la verdadera esencia de los demás.