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Primero se conocieron, luego se enamoraron y el próximo martes se casan. Después de cinco años en pareja, dos pedidos de fecha en el Registro Civil y una batalla judicial contra el gobierno PRO, Alex Freyre y José María Di Bello realizaron ayer el último trámite burocrático antes de dar el sí y convertirse así en la primera pareja del mismo sexo en contraer matrimonio en América latina. Para realizarse los exámenes clínicos prenupciales los novios escogieron el hospital Muñiz. Ambos son portadores del hiv y ese “es el lugar donde recibo tratamiento y donde recuperé varias veces la salud, antes de que en la Argentina se proveyera gratuitamente el tratamiento antirretroviral”, explicó Freyre a Página/12. Llegaron juntos y de la mano. Y también juntos y en el mismo consultorio fueron revisados por uno de los médicos del Muñiz.

“Los gays, las lesbianas, las travestis y las trans no sabíamos nada de matrimonio: tuvimos que crear la condición jurídica para poder casarnos”, dijo Alex y luego sonrió, tras someterse al último requisito legal antes de su boda con José María. Los futuros esposos se conocieron en 2004 y fue amor a primera vista. Después de cinco años de noviazgo, ayer a la mañana “estábamos muy nerviosos. Fue un momento muy especial, porque los prenupciales son un pasito más para que nuestro sueño se pueda concretar”, admitió desde la puerta del Muñiz José María, psicólogo por estudio y subdirector de Salud y VIH de la Cruz Roja de profesión.

“Por las dudas llegamos bien temprano, no queríamos que nada impidiera el casorio”, admitió. El turno médico comenzó pasadas las 9. “Leí la ley como cinco o seis veces antes y aprendí todo sobre los exámenes (de tipo de factor RH y compatibilización sanguínea) que nos iban a hacer, porque verdaderamente nos preparamos para poder educar a los demás en sus derechos”, dijo a este medio Alex. El es director ejecutivo de la Fundación Buenos Aires Sida y emprendedor social: “Básicamente estoy convencido de que con sólo algunos gestos podemos empezar a modificar situaciones de opresión social”.

Los novios fueron examinados al mismo tiempo. Entraron juntos y juntos salieron del estrecho consultorio del primer piso del hospital Muñiz. “Una enfermera nos sacó sangre y después nos hicieron a los dos los análisis físicos.” No obstante, según Alex, como la ley que regulariza los prenupciales es de 1936, “todavía no se ofrece para las parejas que lo deseen la posibilidad de realizarse un examen de vih, como sí pasa con las mujeres embarazadas. Es un análisis que no debería ser compulsivo, pero que tendría que poder hacerse, ya que el 50 por ciento de las personas portadoras de la enfermedad no lo saben aún”, explicó con paciencia el director de la Fundación Buenos Aires Sida.

Minutos después de las 10.30, los (hasta el próximo martes) concubinos salieron del hospital del barrio de Barracas. “Para nosotros es un sueño hecho realidad, pero para que el matrimonio sea realidad para todos y todas tenemos que seguir luchando.” Mientras José María relataba sus próximos pasos en pos del avance de sus “derechos civiles”, Mauricio Macri justificaba su decisión de no apelar el fallo que permitió el primer matrimonio gay ante Jorge Bergoglio. “No nos sorprende el malestar de la jerarquía eclesiástica –dijo Alex– Pero ¿qué podemos esperar de la cúpula católica cuando todavía no pidieron disculpas por su complicidad en el accionar de la última dictadura?”

“Nos casamos de apuro”, bromeó Alex. En realidad, después de la boda de los activistas no tendrán fiesta ni luna de miel: “No tenemos un mango, pero no podíamos despreciar la oportunidad que tenemos frente a nosotros”. La comparación con los derechos femeninos del ’49 se volvió inevitable y Alex dijo: “Es como si las mujeres que lucharon por conseguir el voto en nuestro país, ahora no sufragaran”.

Informe: Mariana Seghezzo.