El Gobierno terminó la jornada con el mejor humor. Cuando se enteró de que la posición de Julio Cobos era acompañar con su voto –esta vez positivo– la remoción de Martín Redrado, la Presidenta reaccionó con visibles muestras de satisfacción. Era la segunda noticia positiva que recibía en el mismo día. La primera había sido el pronunciamiento de la Corte Suprema contra el recurso extraordinario de la provincia de San Luis, que había intentado prohibir el pago con reservas de los vencimientos de deuda, la razón de ser del Fondo del Bicentenario (ver página 5). Anoche, una vez que el consejo de la Bicameral llegó a Balcarce 50, en el Ejecutivo se pusieron a evaluar cómo seguir. La primera lectura fue que con el dictamen de Cobos, Alfonso Prat Gay y Gustavo Marconato quedaba “perfeccionado” el Decreto de Necesidad y Urgencia por el que CFK removió a Redrado de la presidencia del Banco Central. “El Ejecutivo ahora no tiene que hacer nada, sólo notificarse”, confió a Página/12 un ministro que tuvo mucho trabajo desde que el ex Golden Boy decidió resistir su desplazamiento de la autoridad monetaria.

Anoche, el secretario legal y técnico, Carlos Zannini, evaluaba qué pasos debería tomar el Ejecutivo tras haber recibido el informe de la Bicameral. La posición más extendida era que no era necesario emitir un nuevo decreto, y que el DNU firmado por la Presidenta había quedado firme tras cumplimentar uno de los reclamos de la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal. Ese tribunal había resuelto que el dictamen de la Bicameral, a pesar de no ser vinculante para el Ejecutivo, era indispensable desde el punto de vista jurídico. Ayer mismo, cuando los periodistas asignados en la Casa Rosada le preguntaron al subsecretario de Comunicación, Alfredo Scoccimarro, si el Gobierno emitiría un nuevo decreto para desplazar a Redrado o mantendría el DNU ya firmado, el funcionario dijo que en ese momento no tenía información.

El consejo de la Bicameral ingresó ayer a la tarde en la Rosada de la mano del secretario parlamentario del Senado, Juan Estrada. La Presidenta recibió el dictamen, que estaba dentro de una carpeta, de manos del propio Estrada. El consejo resuelto por los tres miembros de la comisión luego fue girado a la Secretaría Legal y Técnica, que debía dejar constancia de haberlo recibido. Una vez que se enteraron de que Cobos había apoyado la remoción de Redrado, en el Gobierno pasaron a interesarse por los argumentos planteados por cada uno de los tres miembros. La posición de Marconato era conocida (desplazar a Redrado), Prat Gay aconsejó mantenerlo en el cargo y el suspenso final se terminó dilucidando con el acompañamiento del vice. “El voto de Cobos convalida nuestra denuncia sobre la inconducta de Redrado”, analizó el ministro ante este diario.

La incógnita estaba puesta en cuáles serían los argumentos planteados por Cobos para fundamentar su apoyo al desplazamiento del ex Golden Boy. “Seguramente su voto no estará asentado en que Redrado se resistió a avanzar en la operatividad del Fondo del Bicentenario, sino en otros aspectos de su mandato al frente del Central”, especuló el miembro del Gabinete que conversó con Página/12. Según pudo saber este diario, Cobos incluyó en su argumentación varias reproches bastante críticos hacia la gestión de Redrado: entre otras cosas, lo consideró partícipe de la distorsión de ciertas estadísticas en el Indec (ver página 3). Cobos se preocupó por diferenciarse del oficialismo para compensar su coincidencia esencial: su intención era que algunas de sus críticas a Redrado también pudieran ser asignadas a toda la administración de CFK.

En el Gobierno no esperaron demasiado en hacer interpretaciones políticas sobre el voto de Cobos. Hubo quien volvió a asociar su posición a la interna radical, sobre todo a partir del notorio desencuentro que –visto el desenlace de todo el episodio– el propio vicepresidente terminó manteniendo con el mendocino Ernesto Sanz. Con el soporte jurídico de Ricardo Gil Lavedra, Sanz había dicho que tras la dimisión unilateral de Redrado no tenía sentido que la Comisión Bicameral siguiera sesionando para expedir finalmente un dictamen conjunto. En la lectura que hicieron algunos oficialistas también dejaron espacio a la influencia de las relaciones personales. “Miguel (por Pesce, titular a cargo del directorio del Central tras la remoción de Redrado) siempre tuvo buena relación con Cobos. Si ingresó al Central por Alberto Fernández pero también con un guiño de Cobos”, argumentó ante Página/12 un miembro del gabinete. Eran los tiempos de la transversalidad.

Si el Gobierno no emite un nuevo decreto para remover a Redrado, considerando que el DNU 18/2010 ya quedó firme porque se cumplió con lo ordenado por la Justicia, el próximo capítulo se dará con la apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso. Será en la primera sesión legislativa tras el tradicional discurso presidencial del 1º de marzo, que funciona como apertura del período legislativo del Parlamento. Aunque algunos dirigentes del radicalismo deslizaron que la oposición podría intentar anular el DNU 18/2010, la reacción fue muy tranquila desde el oficialismo. En ese punto sobraba la confianza (la puja promete ser mucho más peliaguda en la ratificación o anulación del DNU 2010/09, que ordena la creación del Fondo del Bicentenario). “La remoción de Redrado es un tema terminado, también para la oposición. Y los radicales dijeron eso porque la actitud de Cobos los dejó en una mala posición”, analizó anoche ante Página/12 uno de los diputados del oficialismo que más sabe de leyes.