Miércoles, 3 de febrero de 2010 | Hoy
EL PAíS › DOS CONDENAS, CUATRO ABSOLUCIONES Y DOS PRESCRIPCIONES DESATARON LA REACCIóN DE LOS FAMILIARES
Los votos fueron en mayoría. Los principales directivos de la empresa fueron absueltos. Y los funcionarios de la Fuerza Aérea sobreseídos por prescripción. Condenaron al gerente y al jefe de operaciones, pero no irán a prisión porque es condicional.
Por Carlos Rodríguez
Cuando se terminó de anunciar la sexta absolución consecutiva, que para colmo era la de Guillermo Deutsch, el dueño de Líneas Aéreas Privadas Argentinas (LAPA), los familiares de las víctimas del accidente ocurrido en agosto de 1999, estallaron: “No, hijos de puta”, se escuchó nítida la reprobación del fallo por parte de uno de los presentes. A partir de ese momento y por cuarenta minutos, todos cargaron contra los miembros del Tribunal Oral 4, cuyos integrantes se retiraron acompañados por un coro de insultos, llantos y golpes contra el vidrio que separa el lugar que ocupan imputados, abogados y jueces, del que ayer llenaron sobrevivientes, familiares y periodistas. Los policías, ante la primera expresión de repudio, recibieron la orden de desalojar la sala. No pudieron cumplirla porque los familiares permanecieron hasta que, por propia decisión, se fueron. La policía tampoco pudo frenar la invasión de fotógrafos y camarógrafos, cuyo acceso a la sala de audiencias había sido vedado por el tribunal, que se produjo cuando comenzaron los incidentes. Más de 45 minutos pasaron hasta que se reanudó la lectura del veredicto que, por mayoría, tuvo sólo dos condenas, las de Valerio Diehl y Gabriel María Borsani, en ambos casos a tres años de prisión en suspenso –sin aplicación efectiva– y las seis absoluciones que provocaron un escándalo pocas veces visto en un juicio oral y público.
Mateo García, hermano de Antonio García, se erigió en vocero de los familiares de las víctimas, luciendo –como otros– una remera negra con letras blancas que reclamaba: “Cárcel por las 65 condenas a muerte”, en alusión al número de fallecidos en el accidente ocurrido el 31 de agosto de 1999. “Son unos caraduras, unos malditos. Este fallo es una vergüenza. Estos jueces están amparando a estos señores multimillonarios. Lo que el pueblo argentino tiene que entender que acá termina un juicio sin culpables y los responsables se van de acá libres, con impunidad para seguir matando. ¿Qué seguridad pueden tener de ahora en más los que viajan en un avión? ¿Quién los puede amparar en caso de que ocurra algún accidente?”, dijo García frente a los periodistas que lo rodearon, mientras apoyaba su espalda sobre el vidrio que oficiaba de muro entre dos mundos que a esa altura eran incompatibles.
“Asesinos de guante blanco”, “Caraduras”, “Malditos”, “Cobardes” y una andanada de insultos gruesos, siguieron al anuncio de la absolución de Deutsch. Finalmente todos se pusieron de acuerdo en una consigna y el “cobardes-cobardes”, dirigido a los jueces, se escuchó por unos minutos, acompañado por las palmas. En la primera línea de asientos ocupada por los familiares, Valeria y Jessica Trosman lloraban porque esto “es volver a matar a nuestro padre”, Antonio Trosman, un empresario de City Bell que se instaló con su familia en Villa Belgrano, Córdoba, provincia en la que habían nacido la mayoría de las víctimas.
Silvia Serrano, hija del sindicalista Aldo Serrano, también muerto en el accidente, dijo estar “muy mal” por el fallo de los jueces Leopoldo Bruglia y Jorge Gorini –con el voto en disidencia de la doctora María Cristina San Martino–, a quienes acusó de “estar comprados por estos mercaderes”, en referencia a los dueños de LAPA. Marisa Beiró, una de las sobrevivientes, hizo declaraciones sin poder contener el llanto. “No tenía ninguna esperanza de que los condenaran por estrago doloso, como habían pedido nuestros abogados, pero al menos quería tener el consuelo de que los condenaran por estrago culposo y que se pasaran tres años y medio presos, como pidió la fiscalía. Esto que han hecho no tiene nombre”, dijo la mujer antes de que se anunciara que había dos condenas en suspenso.
Luego, Beiró mantuvo la misma postura: “Dos condenas y sin prisión efectiva no son nada para tanto dolor”. La mujer, que es madre de tres hijos, tuvo que ser sometida a 75 operaciones para poder recuperarse, aunque todavía tiene secuelas de las heridas que sufrió. Beiró denunció, además, que los directivos de LAPA “llamaron a mis abogados para ofrecerme dinero para hablar bien de ellos. Esto fue una fantochada porque acá todo se maneja poniendo dólares sobre la mesa. Son unos hijos de puta, son unas basuras, mi sufrimiento no valió de nada. No lo puedo creer”.
Cuando mermó la furia de los familiares, la mayoría se retiró del recinto y se pudo terminar la lectura del veredicto. Hasta el momento de la interrupción, se habían dictado los sobreseimientos de Damián Peterson y del comodoro Diego Lentino, en ambos casos por prescripción de la acción penal, y las absoluciones de Nora Arzeno, gerente de Recursos Humanos de LAPA; de Fabián Chionetti, gerente de Operaciones; de Ronaldo Patricio Boyd, vicepresidente de la compañía, y de Guillermo Deutsch, propietario de LAPA. Tras la pausa impuesta por la reacción de los familiares, se leyeron las dos únicas condenas: las de Valerio Diehl, ex gerente de Operaciones, y de Gabriel Borsani, jefe de línea de los aviones 737-200, quien había sido instructor de los pilotos, entre ellos Gustavo Weigel y Luis Etcheverry, sobre quienes recayeron las más duras acusaciones a lo largo del juicio, tanto de los testigos de la querella como en algunos casos de la defensa.
Antonio Etcheverry, padre del copiloto del avión, dijo que tendrían que haber condenado “a los dueños de la empresa porque ellos eran los responsables de todas las irregularidades que se denunciaron. No se puede pretender que los empleados pongan en orden lo que no ponían en orden los directivos”. Etcheverry dijo que los familiares van a seguir “con el mismo dolor hasta que nos llegue la muerte y todavía con un poco más de peso. La muerte de un hijo no se puede superar nunca”.
El padre del copiloto sostuvo que en la Argentina “nunca se condena a los asesinos de guante blanco, por eso creo que hay corrupción en la Justicia. De otra manera no se entiende este fallo, con todas las pruebas que se habían reunido para condenar a los directivos”. Vanessa, la hermana de Luis Etcheverry, se declaró “indignada” por “la falta de justicia” y acerca de las acusaciones que se escucharon en el juicio contra los dos pilotos, respondió: “Es fácil atacar a quienes no se pueden defender”, dado que ambos murieron en el accidente.
El ex piloto de LAPA Enrique Piñeyro declaró ayer que es “muy cómodo” echarles la culpa a los pilotos, que es lo que se supone dice el fallo del Tribunal Oral 4 –los fundamentos se conocerán recién el 31 de marzo–, sin tomar en cuenta “quién fue el responsable que lo promovió para que fuera piloto”. Piñeyro, como testigo de la querella, acusó a los directivos de LAPA como responsables de lo ocurrido en razón de las malas condiciones de seguridad con las que se realizaban los vuelos.
El abogado querellante Hugo Wortman Jofré criticó el fallo porque “las víctimas estaban esperando un fallo más ejemplificador”. De todos modos, consideró importante el voto en disidencia de la doctora San Martino porque ella “pidió penas efectivas de tres años y medio de prisión para todos los imputados, con la única excepción de (Nora) Arzeno, lo que es un dato importante para nosotros cuando vayamos a Casación para que se modifique la sentencia”.
Worman Jofré también consideró positivas las dos condenas “porque se trata de dos personas que tenían responsabilidad directa sobre los vuelos y uno de ellos era el número tres en el escalón jerárquico (en referencia a Diehl). Eso también es un argumento a nuestro favor”. Si bien ninguno de los condenados irá preso, durante dos años tendrán que concurrir al Patronato de Liberados y realizar tareas comunitarias.
Además de las penas, las defensas de algunos de los ocho imputados sufrieron alguna sanción económica por algunas intervenciones que tuvieron durante el juicio. Los abogados Jorge Sandro, Roberto Babington y Estévez Cambra tendrán que pagar una multa individual de 35 mil pesos. Una presencia que llamó la atención, en un lugar reservado de la sala de audiencias, fue la de Humberto Romero, ex ministro de Defensa de Carlos Menem y amigo personal de Deutsch.
Otro dato curioso fue que, una vez que todo estaba calmo, el secretario del tribunal, Gustavo Méndez, leyó un mensaje de los jueces explicando que el Poder Judicial debe “velar por los derechos y garantías de los ciudadanos individualmente considerados” y que es el único de los tres poderes que “no representa la voluntad mayoritaria”. Por eso, en sus fallos, debe “asegurarle al individuo concreto” un “debido proceso legal, esencialmente técnico y donde no influyan factores ni presiones externas”. Los jueces concluyeron que “bajo esas pautas hemos intervenido y ahora dictado sentencia (...) con la absoluta convicción de haber cumplido con el rol que la organización del Estado Argentino nos confiere”.
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