Sábado, 13 de febrero de 2010 | Hoy
Cuando habla de sus amigos desaparecidos, Cristina Fernández de Kirchner menciona especialmente a uno, Carlos Labolita. Recuerda que Néstor Kirchner y ella cumplen años con poca diferencia de días, ella el 19 de febrero y él el 25. “Me acuerdo de los últimos libros. En los últimos cumpleaños nos regaló La condición humana y Megafón o la guerra. Todavía los tengo. Una parte de la dirigencia argentina fue suprimida.” La condición humana es de André Malraux, el escritor que terminó siendo ministro de Cultura de Charles De Gaulle. La novela, que para Mario Vargas Llosa es la mejor de Malraux, está ambientada con el marco de la rebelión de 1927 que comunistas y nacionalistas, todavía aliados, emprendieron contra la aristocracia china. Megafón o la guerra, publicada en 1970, es la última novela de Leopoldo Marechal, y fue publicada después de su muerte. Marechal fue socialista hasta la aparición del peronismo. En 1965 Marechal le dijo a Tomás Eloy Martínez en una entrevista de Primera Plana que los socialistas “nunca saldrían del limbo teórico, y al poder se lo conquista con la idea y la acción, no con slogan”. En cambio en su opinión “el peronismo es la única revolución popular que se hizo en la Argentina, y no me arrepiento de haberlo apoyado, aunque nunca milité activamente en él”.
Labolita fue secuestrado el 25 de abril de 1976.
Antes, el 6 de enero, cuando todavía gobernaba Isabel Perón y la pareja ya vivía en Río Gallegos, Néstor y Cristina Kirchner fueron apresados por el Ejército. Pero el interventor federal, Orlando Parolín, le dijo al jefe de la represión militar, según cuenta Cristina en el reportaje de Filmus: “O los ponen a disposición del Poder Ejecutivo o los sueltan”. Los soltaron.
“No me hicieron absolutamente nada”, dice hoy la Presidenta, quien recuerda a Parolín por esa postura. También recuerda que le dijo a su marido: “Es terrible lo que va a venir”.
“Había pensado en irme del país”, cuenta. “Tenía mucho miedo.” En otra parte de la entrevista dice que por la represión y la dictadura tuvo miedo.
“Miedo tuve durante la dictadura. Nunca más volví a sentir miedo. No digo la aprensión por un hijo sino el dolor de estómago que te paraliza. Sentir la responsabilidad es otra cosa. Los que me conocen dicen que es exceso de responsabilidad”, explicó.
Entrevistada para el programa, Estela Carlotto reivindicó la decisión de conformar el banco nacional de datos genéticos. Dijo: “Ahí está nuestra sangre. Cuando no estemos va a estar nuestra sangre esperándolos. Estas leyes fueron aprobadas y cómo no aplaudir esta gestión”. Cuando la consultaron sobre qué haría si se enfrentara a quien asesinó a su hija Laura, Carlotto respondió: “Pediría que la justicia le llegue. Que ese crimen del que no se arrepiente, por el que no contribuye a armar la memoria de la Argentina, lo condene”.
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