Viernes, 14 de mayo de 2010 | Hoy
EL PAíS › EL DEPARTAMENTO DE ESTADO ACONSEJA EVITAR LAS “WHISKERíAS” PORTEñAS
Tras las notas publicadas en este diario en torno de las estafas a los incautos clientes de esos locales y las clausuras dispuestas por la Justicia, el gobierno de Estados Unidos aconsejó a sus ciudadanos no concurrir a esos lugares.
La repercusión por las prácticas mafiosas de varios cabarets del microcentro porteño, donde los proxenetas suelen tentar a los peatones con un show erótico y luego los amenazan y les roban, despertaron la preocupación del Departamento de Estado norteamericano. En un apartado llamado “advertencias a los viajeros”, el sitio oficial de este Departamento señala que el método consiste “en atraer a los turistas adentro de bares conocidos como ‘whiskerías’ dándoles una tarjetitas para acceder a descuentos o un show gratis; una vez adentro, a la víctima no se le permite irse hasta que pague una exorbitante suma de dinero por un trago”. El Departamento de Estado recomienda a los ciudadanos de ese país no concurrir a esos lugares.
Esta modalidad viene repitiéndose desde hace varios años en la ciudad de Buenos Aires y fue investigada por este diario en enero pasado, luego de que en un foro de Internet muchas personas engañadas y a veces golpeadas planearan una venganza contra la llamada “mafia de los tarjeteros”. Entre las historias que se fueron sumando, se detallaba cómo los guardias de seguridad de estas whiskerías, mediante intimidaciones o incluso golpes, les robaban las pertenencias de valor a las personas que acudían engañadas. Si no tenían nada de valor encima, los patovicas los acompañaban hasta algún cajero automático cercano para hacer una extracción de dinero.
Página/12 visitó uno de estos lugares, llamado Bar Tango Girls, en el subsuelo de una galería cercana al cruce de la peatonal Lavalle y Suipacha. Al cronista le ofrecieron “conocer” a las chicas sin cargo alguno y decidir si quería o no el baile erótico. Nada de esto sucedió. No bien comenzó la charla con dos mujeres, otra mujer que regenteaba el lugar sirvió tres vasos de jugo de pomelo y cuando el cronista prefirió dejar la whiskería con la excusa de recorrer otras, comenzó el apriete. La puerta estaba cerrada y obstaculizada por el tarjetero.
Los vasos de las chicas costaban 60 pesos cada uno y el del cronista 30. La cuenta fue inventada en el momento, ya que el cronista había advertido que sólo tenía 150 pesos antes de sentarse a charlar. Nadie sale de estos lugares con plata a menos que, como comentó con ironía un policía de la Bonaerense en uno de los foros de Internet, saque un arma y le apunte al guardia. El precio varía no por la whiskería sino por la víctima: un solo vaso de gaseosa puede costar 150 pesos, dependiendo de la procedencia del cliente. Los turistas extranjeros son los más damnificados y buscados por los tarjeteros, sobre todo si provienen de países del primer mundo.
El Tango Girls y otros tres locales similares en Pellegrini 469, Corrientes 919 y Suipacha 472 fueron allanados y clausurados el 26 de abril pasado. La investigación llevó más de un año y derivó en la detención de dos personas: una mujer que era encargada de varios de estos lugares y un proxeneta. El comisario Eduardo Espósito, a cargo del operativo, contó a este diario que la tardanza en el accionar se debía a que las víctimas “son generalmente extranjeros o gente que no conoce la ciudad y costaba mucho identificar a los responsables”. Meses antes, cuando Página/12 acudió al Tango Girls, varios empleados de locales lindantes a esta y otras whiskerías aseguraban que la policía no sólo conocía estos lugares, sino que los protegía a cambio de dinero.
La investigación que derivó en las clausuras comenzó con más de 100 denuncias que se amontonaron en distintas fiscalías desde junio de 2009 y se unificaron en la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción Nº 48. Fue el juez de Instrucción Luis Zelaya quien dio la orden de allanamientos a los efectivos de la División Delitos Contra la Salud, de la Superintendencia de Investigaciones Federales. Los testimonios de los denunciantes incluían robo, estafa, extorsión y privación ilegítima de la libertad. “Las whiskerías son negocios legales, el problema es la actividad que se monta a caballo de las whiskerías, lo que encubren estos locales”, comentó Espósito en aquella oportunidad.
La clausura que recibieron estos cuatro lugares habilitados, también “locales nocturnos” o “bares”, fue por 90 días, lo que desalienta la actividad, ya que se trata de locales alquilados. Sin embargo, hay al menos 30 sitios similares en el microcentro porteño que siguen abiertos en el radio delimitado por las avenidas Corrientes y Santa Fe, entre Carlos Pellegrini hasta la avenida Leandro N. Alem. Según contó el comisario Espósito, seguramente habrá más clausuras y detenciones este año, porque las denuncias siguen llegando.
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