Jueves, 17 de febrero de 2011 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Carlos Tomada *
Recorriendo la ciudad de Buenos Aires hemos escuchado muchas historias de vida. Reclamos. Necesidades que son consecuencia de años de políticas de ajuste que todavía sobreviven. Una de las historias que mejor reflejan cómo se traducen esas políticas en situaciones concretas es la del Barrio Presidente Mitre, ubicado en Saavedra. Fue fundado en 1958 como solución de emergencia para ubicar a las víctimas de un incendio en una villa cercana. La idea original era, mientras se reubicaba a los damnificados, avanzar en una construcción sobre la calle Melián. El objetivo de trasladarlos finalmente a viviendas en condiciones dignas nunca se cumplió. Durante la década del ’90, Carlos Menem vendió el territorio destinado a la construcción de las viviendas prometidas. Sobre él se asienta hoy un hipermercado que, lindante con el Barrio Mitre, evidencia las profundas desigualdades que subsisten en nuestra ciudad y las prioridades de gestión que tienen determinados sectores. Siguiendo con viejas costumbres, el Estado “emparchó” y el barrio de emergencia se asentó como hábitat permanente en un complejo habitacional administrado por el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC). Como demuestra este caso, la emergencia habitacional que sufren los porteños es fruto de decisiones políticas específicas. Que se traducen en décadas de abandono. Un abandono que no ha tenido fin. No se trata entonces de una “inmigración descontrolada”. Ni de ninguna otra justificación xenófoba a las que nos quiere acostumbrar el jefe de Gobierno de la Ciudad. Todo lo contrario. Así lo demuestra el veto del gobierno de Macri a la ley votada por unanimidad en la Legislatura que establecía una prórroga a la emergencia habitacional. Legitima, así, su de-sinterés por la situación del Barrio Mitre y de tantos otros asentamientos precarios y villas de la ciudad. Si tomamos en cuenta que el veto es del 13 de enero de 2011, es decir, luego de las crisis del Parque Indoamericano y el club Albariño, la situación es aún más grave. Por si esto fuera poco, hasta el tercer trimestre de 2010 el IVC ejecutó apenas el 18,9 por ciento de su presupuesto. Esta historia no es única. Desgraciadamente. El Barrio Mitre es un claro ejemplo del desprecio por lo público del que nadie se ha hecho cargo. Y es una muestra del compromiso que debemos asumir quienes peleamos día a día por una sociedad más justa e igualitaria. Años de abandono convirtieron un proyecto originalmente alentador en una situación de precariedad para este barrio. A merced de las reglas del mercado inmobiliario quedó desamparado. Sus habitantes resisten con lo único que no les pudieron quitar: la dignidad.
* Ministro de Trabajo de la Nación, precandidato a jefe de Gobierno.
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