EL PAíS › REINALDO GONCALVES *
Seguimos una política que ya fracasó
A la política macroeconómica de Lula le falta consistencia. Continuamos con una vulnerabilidad interna muy alta y estamos atravesando una recesión muy profunda. Los ingresos de los trabajadores están bajando, el desempleo crece de una manera increíble y la gente está muy preocupada. Para salir de esta situación, considero que, como primera medida, hay que imponer un fuerte control de capitales internacionales. Una economía como la de Brasil no tiene cómo sustentar el ingreso y salida de capitales de corto plazo y con una tasa de interés muy alta.
Creo que es una tontería que el gobierno de Lula continúe la política económica de Cardoso porque los desequilibrios de flujo están aumentando junto con el número de desempleados y la tensión social. Tenemos más de lo mismo, seguimos una política que ya fracasó y me parece tonto continuar este camino. Tengo la impresión de que Lula sigue una línea de menor resistencia, parecida a la que siguió De la Rúa. Aparentemente, durante su campaña electoral, Lula hizo acuerdos políticos con la banca para no cambiar determinadas cosas. El único sector que ahora está contento con la política del gobierno es la banca y los grandes grupos económicos. El resto del país está triste y decepcionado. La gente tenía esperanza en Lula. Y como la situación de Brasil está deteriorada, hay un imperativo psicológico de que tiene que haber una solución. Ahora la credibilidad de Lula continúa alta, pero puede bajar estrepitosamente. Como pasó con Collor de Mello hace 12 años. Cuando asumió, tenía un índice de popularidad altísimo y al año su imagen estaba por el piso.
Tengo pronósticos pesimistas para el futuro de la economía. La tasa de cambio no es sostenible con estos niveles tan bajos y hay un grave problema en la balanza de pagos. Lo único positivo es que las exportaciones están creciendo, al tiempo que bajan las importaciones. Pero el gasto estatal y el consumo se han reducido. Yo creo que la actual situación macroeconómica de Brasil es peor que la de Argentina en diciembre de 2001. Las reformas previsionales que el gobierno de Lula presentó en el Congreso son predatorias porque significan una transferencia del ingreso de los trabajadores hacia los rentistas y especuladores. Esto traerá dos consecuencias: los fondos de pensión van a quebrar y el Estado, que ya está en un proceso de degradación, va a empeorar. Y la reforma tributaria propuesta por el gobierno no cambia nada en términos de la distribución de ingresos. Es una racionalización confusa del sistema impositivo.
Lula está perdiendo una oportunidad histórica de cambiar el país. Y lo está poniendo en una trayectoria de inestabilidad y crisis social e institucional. Es un escenario pesimista.
* Director del Consejo Federal de Economía de Brasil.