Domingo, 22 de marzo de 2015 | Hoy
EL PAíS › ENTREVISTA A GRACIANA PEñAFORT, DEFENSORA DE TIMERMAN FRENTE A LA DENUNCIA DE NISMAN
La abogada cuestionó los argumentos del fiscal Germán Moldes para no cerrar el caso y advirtió que hay sectores de la Justicia que quieren mantenerlo para “mortificar” a los acusados. Insistió en que no hay pruebas que respalden la acusación.
Por Diego Martínez
Directora de Asuntos Legales del Ministerio de Defensa, conocida desde su defensa de la ley de medios en 2013, Graciana Peñafort defiende en estos días al canciller Héctor Timerman de la acusación de encubrir la pista iraní del atentado a la AMIA. Después de pedir junto al penalista Alejandro Rúa que la Cámara Federal confirme el fallo del juez Daniel Rafecas, quien desestimó la acusación del fallecido fiscal Alberto Nisman, la abogada está tan convencida de “la contradicción entre la denuncia y los hechos preexistentes, incluyendo escritos y declaraciones de Nisman”, como de “la intención de mantener la causa abierta y mortificar a quienes están citados” por parte de algunos sectores del Poder Judicial.
“La causa se caracterizó desde el principio por la falta de pruebas: Nisman no las presentó al pedir la habilitación de feria, por eso la rechazó Servini”, recuerda. “Cuando llega a manos de Rafecas, toda la prueba que aparece va en sentido contrario, incluyendo documentos firmados por Nisman en los que pedía la colaboración de Naciones Unidas y hacía un relato diametralmente distinto al que haría días después.”
–¿Cómo interpreta esas posiciones contradictorias?
–El juicio de valor de Nisman sobre la actividad gubernamental fue más o menos unívoco. No estuvo de acuerdo con el memorándum pero nunca dejó de decir que el Gobierno cooperaba con él. Vi muchos reportajes y la única nota discordante es la denuncia.
“Nisman no podía desconocer el sistema de alertas rojos y quien escribe la denuncia parece no conocerlo”, remarca. “Los alertas sólo pueden retirarse a pedido del juez y en este caso tienen una característica especial: como no hubo acuerdo inmediato el tema llegó a la asamblea de Interpol, sólo esa asamblea podía retirarlas. Era imposible negociar la baja de los alertas. Es difícil creer que el fiscal lo desconociera”, razona. Otro punto sugestivo es el uso del testimonio del fallecido periodista José Eliaschev. “Nisman estuvo muy cerca de imputarlo por falso testimonio y en su denuncia toma por cierto lo que dice”, destaca.
–¿Su conclusión es que Nisman no escribió la denuncia?
–Hay algo que llama la atención. Días después de la muerte apareció un borrador de su tacho de basura en el que pedía la indagatoria de la Presidenta. Ese escrito tiene menos hojas que la denuncia pero es más drástico que lo que presentó.
–¿No sería de él?
–Mi impresión es que trabajó en base a un escrito que no era de él y lo trató de mejorar. Tiene falencias importantes en la calificación de los delitos, en la tipificación. Otro punto: si investigó durante dos años, ¿nunca le dijo nada a Canicoba Corral (juez de la causa AMIA) ni a quien él creía competente por la causa del encubrimiento (Ariel Lijo) y terminó presentando la denuncia en feria y sin pruebas? Es muy llamativo, una situación sumamente forzada. Otro dato es que después de las desmentidas del secretario de Interpol, Ronald Noble, y de Canicoba Corral, Nisman hizo mutis por el foro. Creo que Nisman no esperaba la desmentida de Interpol, que contaba con algunos apoyos para su denuncia que después no fueron tales.
–Rafecas destacó la “orfandad probatoria” de la acusación. ¿Hay algún elemento nuevo en la apelación de Moldes?
–Ninguno. Nadie defendió la solidez de la denuncia, ni los juristas de la oposición. Nadie atacó el fallo de Rafecas, apenas dijeron que fue “demasiado rápido”. Ni siquiera (el fiscal) Pollicita, que dijo que había que tomar más medidas de prueba. Moldes dice “Pollicita dijo todo”, cita un antecedente de la Cámara y agrega que desestimar la denuncia no constituye inocencia, que si los tiempos políticos cambian podrían ser afectados por la justicia. Propone avanzar y luego sobreseer, básicamente una chicana. Ni Moldes ni Pollicita ni Rafecas ni Servini encontraron una prueba que dé fe de la denuncia. Al contrario, cada manifestación, cada escrito, cada organismo la desmiente.
–Moldes dice que Rafecas descartó “en forma prematura” la acusación y pide medidas como el testimonio de Noble, que desmintió haber recibido presiones para levantar los alertas rojos, y de los secretarios de Nisman, gracias a los cuales se conoció su último escrito con elogios al Gobierno. ¿Qué sentido tendría dar lugar a esas pruebas?
–Ninguno. Noble ha dicho lo mismo a Cancillería, a diarios de Estados Unidos, a Página/12, pero además Interpol antes de la denuncia ya había determinado que la firma del memorándumn no afectaba el alerta rojo, agradecía a la Argentina y dejaba más que clara su voluntad de avanzar.
–¿Y los secretarios?
–¿Qué pueden aportar que no esté en la documentación? Todo lo relevante se presentó al momento. La intención es mantener la causa abierta, mortificar a quienes están citados.
–¿Qué expectativas le genera la sala de la Cámara?
–Está sometida a mucha presión de sectores que, por distintos motivos, inclusive por cierto valor simbólico, quieren que la causa siga abierta. Que el memorándum sea inconstitucional no significa que sea delito y mucho menos instrumentación de un delito. Si miran el expediente, cada cosa que aparece va en sentido contrario a la denuncia. Poco antes de morir Nisman dijo que tenía más prueba. Lo único que apareció es ese escrito y las escuchas.
–Mencionó apoyos que Nisman esperaba y no tuvo. ¿Es su hipótesis sobre la muerte?
–Sobre la muerte prefiero no opinar. Sí me parece una enorme desprolijidad lo que están haciendo los medios y la querella de Arroyo Salgado, que pasó de pedir secreto de sumario y delicadeza a dar una conferencia en un teatro para hablar de homicidio. La publicación de ciertas imágenes no tiene en cuenta el respeto que merece cualquier persona. La vida privada de un fiscal, mientras no implique delitos, es su vida privada y exige un tratamiento más cuidado. También me parecieron extorsivas las declaraciones de Lagomarsino, que con 24 horas de anticipación avisó que daría a conocer información que afectaría la imagen del fiscal muerto.
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