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Cuando el Gobierno repasa los obispos con los que puede colaborar piensa en Eduardo Mirás y en Jorge Bergoglio, que integran la mesa ejecutiva. Pero sigue una lista heterogénea que incluye, entre otros, a estos miembros de la jerarquía:
- Jorge Casaretto, de San Isidro, presidente de la Conferencia Episcopal para Caritas.
- José María Arancibia, de Mendoza.
- Carmelo Giaquinta, de Resistencia, presidente de la Comisión de Pastoral Social.
- Juan Carlos Maccarone, de Santiago del Estero, miembro de la Comisión de Catequesis y figura clave en la preparación de la intervención a la provincia contra el régimen de Carlos Juárez.
- Fernando Maletti, de Bariloche, miembro de la Pastoral Aborigen.
- Pedro Olmedo, de Humahuaca.
- Marcelino Palentini, de Jujuy.
Casaretto es el obispo que en los hechos tiene un contacto más sólido con el Ejecutivo. Desde Caritas trabaja en conjunto con la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, con quien discute planes de asistencia concreta. Lo mismo sucede con Giaquinta.
Los últimos tres obispos exhiben una posición ideológica más afín a la de los obispos progresistas de los ’70, como Enrique Angelelli, Jaime de Nevares o Miguel Hesayne.