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Eduardo Duhalde partió hacia Europa sin la Ley de Subversión Económica exigida por el FMI. Ante ello no dudó en pedirle a sus diputados “un último esfuerzo”. Los legisladores oficialistas lo hicieron pero resultó infructuoso: ni los ruegos ni las presiones lograron convencer a los radicales para que ayudaran a lograr el quórum. Por lo que el Presidente deberá esperar, en el mejor de los casos para él, una semana antes de poder congraciarse con el Fondo.
Si bien la posición del radicalismo complicó la estrategia del PJ, también es cierto que el oficialismo no la tenía todas consigo para bajar con tranquilidad al recinto. Si sólo hubieran sido los menemistas, defensores a ultranza de la derogación, quienes se oponían a la modificación de la norma es probable que Roggero hubiera conseguido las voluntades que necesitaban. Pero, también están los puntanos y santacruceños, algunos otros rebeldes como los tucumanos Ricardo Falú y Stella Córdoba y finalmente los llamados “los sin techo” (porque no tienen gobernador peronista en sus provincias), que creen inconveniente tocar una coma de la ley 20.840. Estos grupos suman unos 25 diputados. “Demasiados rebeldes para ir al recinto y pasar un papelón como el de los senadores”, aseguró un duhaldista.
Roggero debió desechar la estrategia original de aprobar la modificación con los dos tercios de votos para que el Senado no pueda modificarla y decidió esperar a que el despacho de comisión que salió el martes pueda llegar al recinto. La idea, entonces, es sesionar la próxima semana, aprobarla con mayoría simple y rezar para que los senadores cumplan con su palabra de no tocar una línea de la norma modificada.