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Por F.Y. y E.T.

Ayer, las presiones y las operaciones estuvieron a la orden del día. Uno de los objetivos más preciados del oficialismo fue un sector propio: el denominado “nuevo grupo de los ocho”, como se los conoce ahora a los disidentes del PJ que se niegan a acompañar la derogación de la ley 20.840 o de subversión económica. Estos senadores no sólo fueron amenazados con ser víctima de “operaciones de prensa”, sino que además recibieron llamadas hasta de embajadores, como el representante argentino en los Estados Unidos, Diego Guelar.
Los ocho rebeldes, Cristina Kirchner y Nicolás Fernández (Santa Cruz), Jorge Busti y Graciela Bar (Entre Ríos), Marcelo Guinle (Chubut), Jorge Yoma (La Rioja), Liliana Negre y Raúl Ochoa (San Luis), fueron “charlados” por la conducción del bloque de senadores. La intención era conseguir que al menos uno se “apiadara” del gobierno y favoreciera la derogación “ausentándose la hora de votar”. En un principio la legisladora Bar habría aceptado el convite, pero en una reunión en el despacho de Yoma reconsideró su posición: “Vas a quedar como el Eduardo ‘Laucha’ Del Real”, le dijeron en referencia al diputado provincial del PJ que a último momento cambió su voto en el juicio político al gobernador de Entre Ríos Sergio Montiel.
No fue el único apriete. Yoma contó haber recibido un inesperado llamado desde los Estados Unidos. Del otro lado de la línea estaba el embajador Diego Guelar: “Pensalo bien Negro. Si (Eduardo) Duhalde tiene la ley se podrá encontrar la semana que viene con (George W.) Bush”. El riojano atinó a responder: “No puedo creer que un senador de Chilecito esté frenando un acuerdo entre Duhalde, los radicales, el FMI y Bush. Si tengo tanto poder me candidateo para presidente”. La conversación no continuó.