EL PAíS › DOCENTES, ESTATALES Y SUBTES EN HUELGA CONTRA BUSH
Hasta hubo paros de repudio
Paros, movilizaciones, banderazos y papelazos se combinaron ayer para repudiar la presencia del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, en la Argentina. La huelga, convocada por la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), se hizo sentir en las escuelas porteñas y bonaerenses, en algunos sectores de la administración pública, en hospitales y en federaciones universitarias como La Plata y Buenos Aires. En el caso de los trabajadores de subterráneos –que anteayer habían iniciado un cese de tareas por temor a un atentado–, la protesta se reflejó en demoras en la frecuencia de los trenes.
El paro de 24 horas dispuesto por la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera) –alineada en la CTA– cosechó un alto acatamiento y trasvasó al resto de los sindicatos docentes que no integran la Ctera. El gobierno porteño se ocupó en aclarar que “el paro no se debió a motivos gremiales sino al repudio a Bush” y advirtió que “se discutirá más adelante” si se lo descuenta. En la Provincia de Buenos Aires, en cambio, el director de Escuelas, Mario Oporto, consideró injustificado que los chicos se queden sin clases porque se decide repudiar a Bush y anunció que el día de paro se descontará.
En Santa Fe, Rosario, Córdoba, Entre Ríos, Tucumán y Río Negro también cosecharon amplias adhesiones las protestas docentes, pero como se dejó librada a cada organización la modalidad de la lucha no en todos los lugares se apeló a medidas de fuerza.
El titular de la Ctera y secretario adjunto de la CTA, Hugo Yasky, defendió la motivación del paro, porque si triunfan las ideas del libre comercio, impulsadas por Bush, y la educación es considerada una mercancía las consecuencias serán nefastas y “el derecho a la educación” será una utopía para millones de chicos que no podrán pagar por su educación. Yasky señaló también que durante semanas los docentes estuvieron incorporando a los contenidos curriculares los temas del libre comercio, la pobreza, la desocupación para debatir sobre los riesgos que implica el dominio de Bush. El dirigente insistió en que “el paro como repudio es un instrumento de aprendizaje”.
El “papelazo” impulsado por la CTA contó con una fuerte adhesión de los trabajadores de la administración pública y también de la privada, que arrojaron miles de papelitos desde las ventanas de las oficinas sobre las calles del microcentro que, al igual que a fin de año, quedaron tapizadas de papeles.