Jueves, 9 de marzo de 2006 | Hoy
El día después de su destitución, Ibarra dirigió los reproches más duros a Elisa Carrió. Dijo que el Gobierno nunca lo “tuvo de la mano”. Prometió rendir cuentas de su gestión y seguir en política.
Como quien asimila poco a poco el impacto de la destitución, el ex jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra reflexionó ayer sobre los alcances del fallo y prometió un balance de su gestión ante la opinión pública. “No me genera depresión, ni voy a encerrarme en mi casa. Lo voy a atravesar en forma colectiva y plural como lo hice siempre”, planteó. Tampoco se privó de repartir críticas. Las más duras fueron para la diputada Elisa Carrió: “Lamentablemente, una dirigente que se perfiló con un espacio progresista termina muy pegada a (el líder de PRO, Mauricio) Macri”, disparó Ibarra. En cambio, opinó que el gobierno nacional no le “soltó la mano”. Si bien no descarta ocupar algún lugar en las listas del año próximo, destacó que “hay mucho tiempo para que llegue el 2007 y sería algo desubicado pensar ahora” en una candidatura.
Ibarra habló en la clásica ronda de prensa en la puerta de su casa de Villa Ortúzar, que se hizo habitual mientras estaba en el cargo y que, poco a poco, irá dejando lugar a un desayuno sin cámaras ni noteros. La líder del ARI recibió ayer el reproche más duro de Ibarra. La diputada, que en 2003 lo apoyó contra Macri en su reelección, brindó el martes dos de los votos para la destitución del jefe de Gobierno: los de Facundo Di Filippo y Guillermo Smith. Cuando se conoció el fallo, Carrió salió a apoyar la decisión de sus dos legisladores y aseguró que estaba “muy feliz y emocionada”.
“No puede haber lugar para la alegría y la felicidad en esto”, retrucó Ibarra. “Carrió pareciera que se puso de acuerdo con Macri”, ironizó. “Lamentablemente, una dirigente que se perfiló con un espacio progresista de centroizquierda termina muy pegada a Macri, con una visión de viejos conservadores”, fustigó el destituido jefe de Gobierno porteño.
También se lamentó por la comparación entre él y Don Corleone que hizo la legisladora radical Florencia Polimeni en su discurso. “Fue una exageración irreal. Fue groseramente exagerado”, se quejó Ibarra. No consideró, en cambio, que los votos kirchneristas –el de Helio Rebot aportó a la destitución, mientras que Elvio Vitali se abstuvo y Sebastián Gramajo lo absolvió– fueran una decisión del gobierno nacional, ni una falta de apoyo por parte del presidente Néstor Kirchner.
“Para soltarme de la mano, me tendrían que haber agarrado. Pero nunca me tuvieron de la mano”, aseguró Ibarra. El ex jefe de Gobierno porteño aclaró que no tuvo ninguna conversación con Kirchner tras su destitución, aunque sí preveía una reunión con el (vice)jefe de Gobierno, Jorge Telerman (ver página 5).
Ibarra insistió en que apelará la decisión de la Sala Juzgadora en la Justicia, pero le restó peso a la medida: “Es necesario hacerlo, pero mi esfuerzo no va a estar puesto en eso”, advirtió. En su círculo, señalaban que un fallo podría llegar recién con el mandato vencido.
Puesto a pensar en su futuro político, sostuvo que hará una rendición de cuentas de su gestión ante los medios (“más que una obligación es una necesidad”) y remarcó que buscará “trabajar desde el lugar donde estoy”. Aunque dejó en claro que tendrá que “decidir el espacio concreto” en el que planea continuar su carrera política. En ese marco, no quiso aventurar proyectos sobre futuras candidaturas. “Hay mucho tiempo para que llegue el 2007. Con sinceridad, no lo tengo en mi mente”, confesó. Sería casi una grosería de mi parte pensar en una candidatura para el 2007”, concluyó Ibarra, en su primera mañana fuera del cargo.
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