Jueves, 22 de junio de 2006 | Hoy
El almuerzo fue con toda la pompa del Palacio Real. El rey Juan Carlos dijo que estaba “admirado” por cómo Argentina había superado la crisis. Kirchner agradeció la solidaridad.
Por P. F.
Desde Madrid
Ayer comenzó el verano europeo, y con más de 30 grados. No obstante, el protocolo imponía el atuendo para concurrir al Palacio Real. Traje oscuro y corbata roja para el Presidente, y un vestido color tiza y un tapado de verano rosa intenso con broches y strass para la primera dama. Así llegaron Néstor Kirchner y Cristina Fernández al palacio, ingresaron por la puerta de Armerías y tras subir una escalera poco empinada llegaron a la Saleta Ternier, donde fueron recibidos por los reyes. Pasaron al salón principal y se ubicaron de izquierda a derecha el rey Juan Carlos, el presidente Kirchner, la senadora Fernández y la reina Sofía. Frente a ellos pasaron a estrecharles la mano ambas delegaciones, el primero en hacerlo fue José Luis Rodríguez Zapatero. Minutos antes, y en el saludo a la realeza, fue José María Díaz Bancalari quien rompió el protocolo y les estampó besos en las mejillas a la reina y a la princesa Letizia, ante la mirada sorprendida del príncipe de Asturias que estaba a su lado.
A las 14.15 se sirvió el almuerzo: una entrada de huevos escalfados, luego lomo de lubina a la casera y de postre bizcocho helado de chocolate con naranjas. Para beber Vina Mein cosecha 2005 y Paso de los Capellanes 2001. Para el brindis, un Jeune Codorniu Gran reserva.
Precisamente en ese momento fue el rey Juan Carlos quien hizo el primer discurso. Un atril de mesa fue llevado hasta su sitio –frente al Presidente y flanqueado por Cristina y su hijo Felipe–. “Nos visitáis en un momento en el que, gracias a vuestro liderazgo y al esfuerzo compartido de todos los argentinos, podemos afirmar con admiración y orgullo que la Argentina ha logrado superar, en muy pocos años, la grave situación de crisis en la que se vio sumida a comienzos de esta década”, dijo el rey luego de destacar la belleza de la Argentina, la hospitalidad que sintió en sus visitas y el honor de tenerlos como huéspedes.
Después de ese primer brindis, le tocó el turno al Presidente, y hacia allí se trasladó el atril. “Mañana firmaremos con el presidente Rodríguez Zapatero un plan de acción para la asociación estratégica entre Argentina y España. Es el producto de una larga y cuidadosa elaboración, en la que ha primado la voluntad de sumar nuestra fuerzas para construir un futuro de justicia y equidad”, dijo Kirchner flanqueado por la reina Sofía y la princesa Letizia. También habló de los lazos comunes y reconoció a España “su solidaridad y esperanza que nos llegó de España en los momentos difíciles, de los que se cumplieron treinta años el 24 de marzo. Siempre vamos a estar agradecidos al gobierno y al pueblo español por la ayuda y la acogida brindada a los exiliados de la dictadura de 1976”.
El tramo final de las palabras del Presidente fue improvisado y de nuevo clausuró el almuerzo.
Pasaron luego a un salón contiguo, en el que Alberto Fernández y Rodríguez Zapatero continuaron hablando de fútbol. Se sirvió licor, se ofrecieron habanos y se volvió a hablar del “cambio de clima en la Argentina”, tal como lo sintetizó el jefe de Gabinete. Para Fernández, “cordialidad y reconocimiento” es lo que ha recogido el Gobierno en cada una de sus actividades. “Aquí está presente el 70 por ciento del PBI español”, le dijo un directivo de Marsans en la sobremesa a Fernández, que se sentía satisfecho, no sólo por el banquete.
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