En línea con el argumento de la Casa Rosada, Felipe Solá salió a devaluar ayer las palabras de Juan Carlos Blumberg en la Plaza de Mayo, al sostener que estuvieron acompañadas de una fuerte carga política. “En ningún país del mundo la seguridad se arregla politizando el tema para hacer campaña política”, señaló el gobernador de la provincia de Buenos Aires durante una visita a la localidad de Malvinas Argentinas. Solá no se abocó únicamente a las palabras del dirigente sino también a lo que éstas generaron en el público, que se aglutinó el jueves frente a la Casa de Gobierno. “En lo personal creo que es injusto la silbatina al Presidente y al gobernador, lo que provoca es un juego político”, evaluó aludiendo a la reacción de los manifestantes cuando Blumberg mencionó su nombre y el de Néstor Kirchner. En ese sentido, consideró que “lo que debemos hacer nosotros no es paralizarnos frente a algo así, ni enojarnos, sino seguir trabajando”, aunque remarcó que respeta “muchísimo la libertad de la gente para manifestarse” y que ésta “también tiene derecho a silbar”. Eso sí, el gobernador abrió el juego para que sus funcionarios salieran a cruzar a Blumberg: así lo hizo durante el fin de semana el ministro de Seguridad, Carlos Arslanian, y también el de Justicia, Eduardo Di Rocco.