Las paredes de esta ciudad reflejan los odios ancestrales. “Evo, indio dictador” y “Evo dictador” son dos graffiti que se repiten en las veredas del centro. Esas calles son también el terreno preferido de la Unión Juvenil Cruceñista, un grupo de jóvenes de clase alta y media acomodada que suele chocar con los campesinos del Interior que apoyan al MAS. Con un calor húmedo que hace recordar los veranos de Puerto Iguazú, Santa Cruz es el principal bastión de la oposición al gobierno boliviano. Según una denuncia que Evo dio a una publicación francesa, de esta ciudad habrían partido veinte militares retirados que viajaron a La Paz para atentar contra su vida. La denuncia no fue tomada muy en serio por la oposición ni tampoco por algunos canales privados de comunicación. El miércoles a la noche, un programa humorístico mostraba a un actor disfrazado del vicepresidente Alvaro García Linera que vestía un chaleco antibala. “Voy a festejar mi cumpleaños con este chaleco, pero es para los mosquitos del trópico, no para las balas”, decía el actor. Ayer fue el cumpleaños del intelectual y ex guerrillero que secundó a Evo en la fórmula del MAS.

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Con Luiz Inácio Lula Da Silva enfrascado en el ballottage, nadie esperaba que Evo mencionara ayer al socio mayor del Mercosur, con quien mantuvo un duro tironeo público y privado por la ocupación militar de los plantas de Petrobras. “Con Brasil, así como con Argentina, estamos en la obligación de vivir juntos, resolviendo los problemas de nuestros pueblos. Como un matrimonio sin divorcio”, comparó el mandatario de Bolivia. La ministra de Economía, Felisa Miceli, festejó la metáfora con una sonrisa. Taiana también se prendió. En las últimas reuniones bilaterales entre funcionarios argentinos y bolivianos, los primeros aconsejaron a los colaboradores de Evo que debían bajar la tensión con Brasil. Sobre todo porque Lula se encontraba en el medio de la definición de su segundo mandato. Fue la relación con el gigante verdeamarelho la que derivó en la renuncia del ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia Andrés Solís Rada, un respetado periodista que fue el ideólogo de la nacionalización de los hidrocarburos.

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La aparición de un pequeño avión muy moderno, blanco, con líneas azules muy oscuras, y dos turbinas a ambos costados, generó una poco disimulada intriga entre los periodistas argentinos. ¿De quién era el avión en el que había viajado el Presidente y una reducida parte de su comitiva? Los demás habían llegado antes en el Tango 02. La incógnita no pudo resolverse ni con los funcionarios ni con los efectivos de la Fuerza Aérea que pilotearon las aeronaves argentinas. Sólo se pudo saber que se trataba de un modernísimo Gulf Steam 5 de matrícula norteamericana que había sido alquilado a un privado. “¿Y el Tango 01?”, fue la pregunta obvia de Página/12. “Está en Madrid, en reparación”, respondió un colaborador de Kirchner que se desempeña en el área de Prensa. Hasta ahora, cuando tuvo desperfectos, el avión presidencial fue reparado en Israel.