Colón se dio siete días de plazo para volver a analizar un corte de la Ruta 135, en el límite uruguayo. De momento, está descartado. Después de varios meses de parálisis y varias escisiones, la asamblea ciudadana logró reunirse motorizada por los reclamos contra las papeleras en Gualeguaychú. Decidieron movilizarse el sábado próximo hasta el Puente Internacional General Artigas y después analizar el corte. De momento, intentan abrir un canal de diálogo con el gobierno nacional y no truncar las relaciones con Uruguay. “Porque si rompemos totalmente las relaciones, ya no tendremos salida”, dijo a Página/12 Adriana Viollaz, de la Asamblea Ciudadana Ambiental de Colón, una de las cuatro agrupaciones de vecinos. El intendente local dio una nota de color propio a favor de las papeleras.

Viollaz se sorprende cada vez que levanta el teléfono de su casa. En los últimos días sólo responde la misma pregunta: ¿qué van a hacer con el corte? “Nadie me pregunta por el tema de fondo, sólo quieren saber si cortamos o no cortamos.”

Ella forma parte de una de las tres comunidades clave de la provincia de Entre Ríos en el conflicto de las papeleras, detrás de Concordia y Gualeguaychú. Colón está ubicada a unos 80 kilómetros de Fray Bentos, donde se instalará Botnia. Pese a la distancia, empezaron a movilizarse hace un año para frenar los camiones de la empresa finlandesa que cruzaban a Paysandú. “Estuvimos en la ruta entre diciembre y enero”, recordó Carlos Cerratti, de la asamblea. “Fueron 14 o 15 días. Tuvimos el puente cortado. Y en total, paramos como 26 camiones.”

Ese grado de combatividad alentó a los asambleístas de otros puntos de la provincia para salir a la ruta. Fue el caso, por ejemplo, de Gualeguaychú, que inició su corte más prolongado días más tarde. Pero después de aquello, y al fragor de los combates, Colón abandonó los cortes. Aunque no dejó del todo la ruta. Una carpa donde hacen base unos cincuenta vecinos quedó instalada en mayo al costado de la ruta, como un símbolo de alerta. “Es una vigilia, y seguirá ahí”, dice Cerratti.

Mientras tanto, los vecinos más movilizados se dividieron en unos cuatro grupos con diferencias por los métodos de protesta. Hubo sectores que prefirieron dejar el corte y estimular una vía diplomática y política como el recurso a la Corte de la Haya. “No hay que olvidarse de que acá –dijo en este caso Viollaz–, en esta ciudad, con los uruguayos tenemos una relación de hermanos.” Unos diez kilómetros de camino dividen el centro de Colón de Paysandú. Los ciudadanos atraviesan permanentemente uno y otro lado de la frontera. Según sus cálculos, de 300 a 400 uruguayos se trasladan todos los días a Colón como quien atraviesa la General Paz para cumplir con su trabajo. “En el momento de tomar una decisión de la naturaleza del corte, pesa esta relación con Paysandú”, explicó por su lado Carlos Cerratti.

“Nos reclaman acción directa y no está descartado en absoluto el corte”, siguió la vecina. “Pero queremos abrir el diálogo, porque si rompemos totalmente las relaciones no hay salida.” Para evitarlo, pedirán una reunión con Néstor Kirchner y una ley forestal para boicotear a las papeleras, dicen, desde las bases.