ESPECTáCULOS › UNA ENTREVISTA TELEVISIVA AL NOTABLE ED HARRIS
El actor en estado de gracia
Hoy es uno de los actores más versátiles de Hollywood. Antes de eso estuvo a punto de morir dos veces y fue alcohólico empedernido.
Por Emanuel Respighi
Hoy es famoso, pero durante muchos años Ed Harris fue uno de los secretos mejor guardados del mundo del espectáculo estadounidense: un actor versátil, de bajo perfil, que en cámaras crece hasta convertirse en dueño de escenas inolvidables. Encarnó héroes y villanos, policías y bandidos, hombres tiernos y otros tantos sin corazón, y hasta casi hizo de Dios en The Truman Show, pero el público ignora que para llegar donde llegó casi tuvo que construirse a sí mismo, superando su condición de alcohólico y dos graves accidentes durante sendos rodajes. En una entrevista realizada por James Lipton, el actor de En un lugar del corazón, Causa justa, La roca, Una mente brillante y Apolo 13, entre muchas otras películas, desliza que a veces le cuesta pensarse a sí mismo como famoso. El especial, que forma parte del ciclo “Desde el Actor’s Studio”, se estrenó el martes y podrá verse otra vez el próximo domingo, a las 19, por Film & Arts. Posteriormente, la señal de cable pondrá al aire la película Tiro de gracia, en la que Harris concreta un notable duelo actoral con Sean Penn, Gary Oldman y John Turturro.
Nació en Englewood, un pequeño pueblo de las afueras de Nueva Jersey, y su infancia transcurrió apaciblemente, cuenta. “En un lugar calmo, sin las increíbles confusiones y penurias de las grandes ciudades”, apunta en el documental. Aunque desde muy chico demostró su pasión y talento por los deportes, Harris cambió su vida por primera vez cuando decidió dedicarse a la actuación. “Supongo que me hice actor porque ansiaba llamar la atención. Por algo, primero me incliné a los deportes. Era un gran jugador de béisbol y fútbol americano en la secundaria y en la universidad. Hacer un touchdown y que la gente aplaudiera me hacía sentir un individuo que valía la pena. La actuación, creo, fue una forma que elegí para reemplazar esa emoción”, analiza.
Pese al talento que desplegó en el teatro, el actor confiesa que le costó establecer una carrera. En aquellos años, admite, su vida era un infierno, por su adicción al alcohol. En la entrevista, Harris recuerda que tomaba hasta cuando trabajaba. Fue a causa de eso, subraya, que durante el rodaje de Elegidos para la gloria sufrió un accidente que casi lo aleja del elenco. “Había tomado algunos tragos y me subí a uno de esos carros de equipaje donde cuelgan los trajes y las valijas”, cuenta el actor. “Salí por el frente del hotel sobre uno de esos carros y cuando tomé una curva, salí volando. Me golpeé duro la cabeza y se me formó un hematoma. Como era imposible de ocultar, tuve que hacer una toma de la película eliminándome sólo la mitad de mi rostro”, recuerda entre carcajadas. Luego se pone serio. “Philip Kaufman me dijo: ‘Ed, debes cuidarte con la bebida’. Me llevó un tiempo darme cuenta de lo que me dijo. Tengo suerte de estar vivo”, señala.
Durante el programa, Harris repasa otra película accidentada. En Abismo (1989, James Cameron), buena parte del rodaje transcurrió bajo el agua y allí sufrió otro accidente grave, aunque esta vez por motivos ajenos a la bebida. “Tenía que aguantar la respiración bajo el agua a unos 60 metros -dice–. Pero cuando me bajaron, comenzó a entrarme agua en la nariz porque el traje no estaba totalmente sellado. Les hice la señal de que me quedaba sin aire y me trajeran el regulador de oxígeno. Aún lo sigo esperando. En ese momento me pregunté: ‘¿Esto es actuar?’.”
Sobre el final del programa, Harris define la idea que tiene acerca de la actuación y su conexión con la condición humana. “Lo que más disfruto del proceso de actuar es la entrega que cada actor hace de sí mismo. Descubrir qué es lo que le pasa al personaje a interpretar, a partir de lograr ir a su mundo psíquico por medio las oscuras zonas que uno mismo tiene y están latentes, es lo que te convierte en actor. Porque uno no tiene necesidad de drogarse para encontrar esas zonas interiores. Creo que cada una de las personas tiene esos lugares de privaciones y miserias, sólo hay que encontrarlos”, concluye.