ESPECTáCULOS › UN DEBATE SOBRE EL ROL DE LOS MEDIOS DE COMUNICACION

El malestar en la cultura

Horacio González, Norberto Ivancich, Eduardo Aliverti, Emilio Cartoy Díaz y Eduardo Balán analizaron la relación entre medios y cultura. La charla ofició como cierre del ciclo “Memoria e identidad nacional”.

 Por Emanuel Respighi

La cultura, en tanto modo de vida que se transmite entre los hombres de generación en generación, es un elemento vital para la formación de la identidad de un pueblo. En ese sentido, la comunicación de las actividades que llevan a cabo las comunidades son esenciales para el desarrollo y la consolidación de las diversas formas con que cada sociedad delinea sus rasgos distintivos. Intentando analizar la marcha de este proceso social en el país, el teatro ND/Ateneo fue sede de una mesa de debate cuyo eje central fue “La cultura y los medios de comunicación”. En la charla, que marcó el cierre del ciclo de discusión “Memoria e identidad nacional” que recorrió la sala del teatro durante el mes de octubre, participaron los sociólogos Horacio González y Norberto Ivancich, el periodista Eduardo Aliverti, el realizador de televisión Emilio Cartoy Díaz y el especialista en cultura y comunicación de organizaciones sociales Eduardo Balán.
Las distintas exposiciones acerca de la particular relación que la cultura y los medios masivos edificaron en los últimos años estuvieron signadas por una premisa común: la necesidad de que el pueblo le dispute el poder a los medios de comunicación como primer escalón para modificar los actuales parámetros culturales. Reforzando esa línea, Aliverti señaló la problemática de que “a excepción de algunos medios alternativos, la regla general de la mayoría de los medios argentinos es que a través de sus informaciones expresan básicamente la cultura o las aspiraciones de la clase media”. Además, el colaborador de Página/12 subrayó que este fenómeno “se percibió en que en el último tiempo los medios se dedican a expresar el hartazgo de la clase media, pero no así el de las clases populares. No es posible que los medios emitan los escraches a las entidades bancarias como derecho real del pueblo y que traten a los piqueteros, que luchan por una sociedad más equitativa, como si fueran verdaderos hijos de puta”.
Por su parte, González encaminó su ponencia a criticar al lenguaje televisivo actual, debido a que se encuentra transversalizado por una “dialéctica oscura” que la TV permanentemente pone en funcionamiento sin que pueda ser percibida por la gran mayoría. “Mientras que la televisión posee el afán de reflejar la realidad social –dice–, su estructura estamentatizada de públicos, horarios y palabras justamente constituye otra realidad, otro sujeto, que se presenta de por sí ficcional. Es en su particular visión de la realidad y en su forma de presentarse al público donde la televisión fragmenta, aun cuando quiere unir. En su deseo secreto hay una fuerte mímesis de ser como efectivamente se vive y se habla, pero su tendencia impulsiva hace que la idea de cultura, justicia y política que construye se anexe imperceptiblemente a la realidad social”.
A contraposición, Cartoy Díaz defendió el rol social de la televisión. Según su visión, la televisión –sobre todo la estatal– se ha vuelto socialmente “inútil” ante la ausencia de políticas de la clase dirigente. “Es de una necesidad imperiosa que el pueblo exija la tenencia de los medios estatales. Es necesario promulgar una nueva ley de radiodifusión con el objetivo de que los medios no sean utilizados por el empresariado internacional o por el gobierno de turno para que sirvan a sus intereses o negociados. ¿Cómo es posible que los medios estatales diseminados en el territorio nacional no estén articulados en una red bajo una serie de lineamientos básicos? ¿Cómo puede ser que una ciudad como la de Buenos Aires, con tanta producción cultural, no posea un canal propio?”, se preguntó el fundador de Tea Imagen y ex director de producción de ATC durante la presidencia de Fernando de la Rúa.
Sobre el final de la jornada, Ivancich y Balán se refirieron al pensamiento único que el discurso de los medios impone diariamente. Ambos señalaron la necesidad de realizar una “concertación cultural” que tenga como fin controlar la información que los medios brindan y resistir así al proceso de uniformidad cultural que ellos imponen. En tal sentido, Balánresaltó la relevancia de fomentar las prácticas solidarias de cultura, empezando por las asambleas y los medios locales. “La idea popular del que se vayan todos –afirma– no apunta su mirada únicamente a la clase política. Ese concepto está también dirigido a los medios masivos de comunicación, los salpica de manera directa o indirectamente. Ya sea porque los medios están comandados por un empresariado que se enriqueció bajo la tutela del poder político o porque determinados periodistas responden a ciertos sectores de poder. Por eso es necesario que los medios tengan en cuenta al conflicto social como un problema que también los involucra”.

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El debate se centró, por momentos, en un análisis concienzudo de la televisión.
 
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