ESPECTáCULOS › “ERREWAY 4 CAMINOS”, LOCURA TOTAL
Una perla bizarra
Por Horacio Bernades
Es como si en un momento dado los guionistas hubieran perdido la razón y a partir de entonces no la recuperaran nunca más. Durante sus dos primeros actos, Erreway 4 caminos sigue al pie de la letra lo que indica el Manual de Películas con Idolos Musicales Surgidos de la Tele. Reúne a los protagonistas y los manda de gira por el norte del país para que se hagan bien de abajo, antes de la consagración definitiva. Los hace ver simpáticos y los sube al escenario, donde mediante playbacks prolijamente producidos y grabados se le da al público cautivo el menú que fue a consumir. Hasta aquí, todo responde a lo esperable. Tanto, que parecería que los guionistas se aburrieron y, para sacudir un poco la modorra, de allí en más descargan sobre la historia una verdadera lluvia de misiles narrativos: un nacimiento, un súbito enrarecimiento de todos los cánones temporoespaciales, una enfermedad terminal y una muerte.
Todo eso, protagonizado no por los cuatro héroes y heroínas, sino por un solo personaje. El de Luisana Lopilato, la rubia que, de los cuatro integrantes de Erreway, es la que más pinta para estrellita. En verdad, esta súbita inclinación por el delirio –totalmente a contramano de una producción tan calculada como ésta– es lo que hace de Erreway 4 caminos una candidata al culto bizarro, recomendable para todos aquellos para quienes el canal Volver representa lo más parecido a fumarse un porro que puede proporcionar la tele. El trip de Erreway 4 caminos comienza en el preciso momento en que Mia (Lopilato) y su noviecito Manuel (Felipe Colombo) hacen la cochinada. Algo que si hubiera sucedido en la pantalla de Telefé podría haber significado el destierro inmediato para sus productores, Tomás Yankelevich y Cris Morena. ¿Qué pasó, de pronto caímos en el planeta Resistiré? Ni soñarlo: el espectador teme la llegada del castigo ejemplar y éste sobreviene con la fuerza de un rayo descargado por Júpiter, tan incoherente que convierte a este mero producto de explotación en una perla bizarra.