Domingo, 12 de agosto de 2007 | Hoy
REPORTAJES › PEDRO ZEROLO, SOBRE EL MATRIMONIO GAY
Fue el impulsor en ese país del casamiento entre personas del mismo sexo. En esta entrevista cuenta qué se modificó en la sociedad española tras ese cambio, que lleva más de dos años. Y explica por qué cree posible que aquí también se implemente. “Lo van a tener más temprano que tarde”, sostiene.
Por Andrés Osojnik
Pedro Zerolo fue el artífice del matrimonio gay en España. Lo logró impulsado por el trabajo de las organizaciones de homosexuales y lesbianas que supieron contagiar el reclamo por la plena equiparación de derechos a partidos políticos, dirigentes sociales y hasta sindicatos. Lo logró hace dos años y medio. Ahora, en una visita en Buenos Aires, cuenta cómo avanzó la sociedad española a más de dos años de esa conquista. Y sostiene su “pleno convencimiento” de que la Argentina sigue los pasos de su país. En esta entrevista de Página/12 explica por qué cree que “más temprano que tarde” existirá en este costado del mundo el matrimonio entre personas del mismo sexo.
“La modificación del Código Civil, que entró en vigor hace dos años y medio, vive una total normalidad –explica Zerolo, dirigente del PSOE, concejal de Madrid y hombre de estrecha confianza del presidente José Luis Rodríguez Zapatero–. Hubo unos pocos jueces que se negaron a celebrar el matrimonio, pero fueron debidamente expedientados. Hasta el día de hoy se celebraron diez mil bodas. La derecha dice que son pocas, yo no sé qué esperaban... Entre otras cuestiones, porque gran parte de los que se han casado son de derecha. Una parte importante de los que se han casado son hombres y mujeres sociológicamente pertenecientes a la derecha cuando no miembros del Partido Popular, lo que me tranquiliza mucho porque, de volver ellos al gobierno (cosa que por ahora es imposible), no derogarán la ley porque muchos de ellos estarán ya casados.”
–¿Cuál es el impacto que produjo el matrimonio gay en la sociedad?
–El efecto ha sido magnífico. El apoyo en las encuestas se ha mantenido y hasta ha subido, como también el apoyo a la ley que reconoció la dignidad a las mujeres y hombres transexuales. Ha generado una enorme dinámica social. Esta ley de matrimonio, como la de identidad de género, como todas las leyes de perspectiva de género, de igualdad efectiva entre mujeres y hombres, han generado una enorme efervescencia en España. Y la efervescencia genera empeños, empeños personales, sociales, culturales, empeños empresariales que se transforman en puestos de trabajo, y esto ha hecho que se esté viviendo un momento único en España. Esto no sólo es fruto de una buena gestión económica, sino del optimismo y de la efervescencia que ha generado el desarrollo de políticas que tienen que ver con la ampliación de derechos. España es el primer país del mundo que de un plumazo ha reconocido en plenitud los derechos de homosexuales y transexuales y está desarrollando políticas con perspectiva de género. Si me apuran, creo que más importantes que las leyes que reconocen los derechos homosexuales y transexuales han sido las políticas con perspectiva de género. Políticas de acción positiva, de igualdad efectiva entre mujeres y hombres, que intentan erradicar la lacra del machismo. Son leyes que están creando una verdadera revolución en España, con un claro resultado de prosperidad económica.
–Es interesante este concepto de vincular ampliación de derechos con crecimiento económico...
–Los países que optan por la diversidad, por la pluralidad, por la igualdad, son países que crecen en lo social, en lo cultural y prosperan económicamente.
–Al hablar de que en España el cambio se hizo de un “plumazo”, ¿está marcando una diferencia con las experiencias de otros países?
–Lo digo con orgullo, España ha sido el primer país del mundo que en una sola legislatura (gobierno) ha reconocido la plenitud de derechos en este ámbito. Cierto que Holanda tuvo el matrimonio en un primer momento y posteriormente aprobó la adopción. Bélgica también. Pero en España se puso de manifiesto que cuando hay voluntad política es posible. Y que es posible también dentro de la realidad latinoamericana, si ha sido posible en un país como España, que nunca jamás llegó puntual a la cita de la igualdad: fuimos de los últimos en abolir la esclavitud o en tener la igualdad de derechos para las mujeres dentro de Europa.
–¿Cómo se construyó esa voluntad política?
–Hemos seguido todos los pasos que han seguido los movimientos de liberación, de autodeterminación personal. Hasta 1978 a los homosexuales se nos metía en las cárceles como delincuentes y se nos mandaba a los psiquiátricos como enfermos o se nos lanzaba a los infiernos como pecadores. Ese año salimos de las cárceles, salimos de los psiquiátricos, de donde no hemos salido todavía es de los infiernos... Han sido 30 años de trabajo de quien ha procurado el cambio, que son los colectivos reivindicativos.
–¿Cómo lograron que la reivindicación de un colectivo pasara a la sociedad?
–Trabajando con mucha visibilidad y generando debate. Una vez que se inicia el cambio a través de mensajes que tienen que ver con el reconocimiento de nuestra dignidad, se inicia el cambio de mentalidad que luego llega a los partidos políticos y sindicatos, que poco a poco se fueron sumando a nuestra reivindicación. Ha costado mucho. A la derecha no la hemos convencido. Por eso fuimos a los sectores progresistas, recordándoles algo básico: no se puede ser progresista o de izquierda y ser machista o ser homófobo, o ser racista o xenófobo. Y dejando en claro que el problema no es ser homosexual sino ser homófobo. Poco a poco, generando redes, ampliando complicidades, fuimos haciendo crecer las manifestaciones públicas de apoyo a través de marchas como la del Orgullo. Y logramos que los partidos fueran incorporando en sus programas apuestas por la plena equiparación. Al final fue determinante la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero, porque ha sido un presidente valiente y eso originó el cambio. Su iniciativa, en conexión con la reivindicación de los colectivos, en este caso con la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales, hizo que las cosas cambiaran.
–¿Qué ocurre con la Iglesia a dos años de implementada la ley?
–Sigue con sus salvajadas, que abochornan a propios y extraños. En esto hay que recordar que la izquierda, en el mejor de los casos, gobierna, pero el poder lo siguen teniendo los de siempre: la derecha, la derecha política, la económica, la mediática y desde luego la derecha religiosa. Han dicho que con estas leyes España se iba a romper y lo siguen diciendo.
–En paralelo a la equiparación de derechos, hay en España un aumento de agresiones y hechos violentos contra homosexuales. ¿Cómo se explica?
–Hay un efecto perverso con la mayor visibilidad homosexual y transexual. Ha ocurrido en todos los países que pasaron por este proceso: el aumento de la violencia contra homosexuales y transexuales, pero también hacia las mujeres. A día de hoy hay más de 50 mujeres muertas por violencia, por el terrorismo machista. El gobierno de España ha puesto en marcha una asignatura en las escuelas que se denomina “Educación para la ciudadanía y los derechos humanos”, donde por primera vez se habla de una sociedad plural, diversa, donde quepamos todos y todas desde la diferencia de cada cual, se habla de las familias, de los distintos tipos de familia, de las distintas orientaciones sexuales, de una sociedad multiétnica, multirracial. Se habla de la sociedad en que vivimos.
–¿Es posible comparar el proceso de España y el de Argentina en la búsqueda de la equiparación de derechos?
–Hay semejanzas, una tras otra, son dos pueblos muy cercanos, con tradiciones muy similares. El peso de las jerarquías católicas es el mismo allá que acá, dicen las mismas salvajadas en un sitio que en otro, y la derecha actúa de igual manera allí que aquí. Y si en España se ha conseguido, en Argentina se conseguirá igual. Estoy completamente convencido de que Argentina va a ser el primer país de América latina en ver reconocido el matrimonio entre personas del mismo sexo. Y que lo tendrá más temprano que tarde.
–¿Qué lo lleva a ese convencimiento?
–Se ha visto un cambio muy importante de muy poco tiempo para acá. Con colectivos que llevaban trabajando mucho tiempo, como la CHA, y sobre todo con la creación de la Federación de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales, Argentina se ha situado en el mapa de la lucha por la igualdad. Ya hemos tenido noticias de la marcha del Orgullo, de la presentación de recursos por la inadmisión del matrimonio entre personas del mismo sexo, hemos tomado conocimiento del proyecto de ley para el matrimonio, firmado por más de una veintena de diputados y diputadas de distintos partidos. Desde España empieza a verse a Argentina como una expectativa cierta de un país que en muy poco tiempo lo puede lograr. Me han pasado encuestas que muestran un apoyo mayoritario. Creo que los políticos no se han dado cuenta que la mayoría de la ciudadanía ya ha tomado un decisión a favor de la plenitud de derechos para homosexuales y transexuales.
–¿Y qué faltaría en Argentina?
–Un político o política valiente que dé el último paso.
–¿Cree que esa política puede ser Cristina Kirchner, la posible próxima presidenta, según señalan las encuestas?
–De entrada, es una mujer, y aunque ella no suela subrayar esa condición en su discurso, sabe lo que le ha costado salir adelante en un mundo de hombres. Eso le ha hecho, estoy convencido, ser sensible a las reivindicaciones de lo que es el movimiento de mujeres y el movimiento de homosexuales y transexuales. Además de sensibilidad tiene sentido de Estado. La he escuchado en alguna intervención en Madrid hablar de que la Argentina debe ser un país moderno y avanzado. Valentía no le falta. Por lo tanto, tiene sensibilidad, sentido y valentía: creo que si quisiera podría dar el paso.
–Usted habla de matrimonio, pero en la ciudad de Buenos Aires rige la unión civil y hay un proyecto también a nivel nacional.
–La unión civil o los contratos sociales fueron el inicio del movimiento para dar visibilidad a una realidad. Ahora estamos en otro estadio y de lo que hay que hablar es de plena equiparación de derechos. Sobre todo cuando ha quedado de manifiesto que es posible, que ya ha sido posible en varios países. Y además que no existe ninguna razón válida en derecho que impida el matrimonio entre personas del mismo sexo.
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