En un intento de robo, un contador fue asesinado ayer de un balazo en el pecho frente a su mujer, al ser atacado a tiros en la puerta de su casa, en la localidad de Villa Ballester, partido de San Martín, por un grupo de delincuentes que se movilizaba en dos autos. La Justicia cree que los autores del crimen intentaron robarle a la esposa de la víctima, que en esos momentos regresaba del banco, aunque no había retirado dinero, como al parecer pensaban los agresores. Los asaltantes dispararon once veces.

El hecho ocurrió ayer por la tarde frente a un chalet de dos plantas, con techo de tejas, ladrillos a la vista y un jardín delantero con entrada al garaje, ubicado en Falucho al 677. Allí residía la víctima, Gabriel Meoni, de 48 años, contador, junto a su esposa arquitecta.

El hombre estaba en la casa y fue atacado cuando fue a abrirle la puerta del garaje a su mujer, que regresaba en su automóvil luego de realizar unos trámites en un banco cercano. “La mujer había ido a confirmar la apertura de una caja de seguridad en el HSBC de San Martín, pero no había retirado ningún dinero”, dijo un vocero policial.

Cuando Meoni abrió la puerta, aparecieron entre cinco y seis hombres que se movilizaban en dos autos, un Ford K y un Peugeot 206. La mujer declaró que “cuatro de los delincuentes bajaron de los vehículos y, sin mediar palabra ni manifestar intenciones de robo, comenzaron a disparar”, hizo saber la fuente policial.

“En ningún momento quisieron entrar a la vivienda. Al parecer, los disparos fueron efectuados contra la víctima para que no saliera de allí”, informó el vocero. Meoni primero salió de la casa y al ver lo que estaba pasando volvió a entrar y luego volvió a salir, en una maniobra que habría hecho pensar a los delincuentes que había ido a buscar un arma.

Los asaltantes hicieron, al menos, once disparos, uno de los cuales le pegó en el pecho a Meoni. Luego del ataque, los asaltantes escaparon del lugar sin robar nada, mientras que la esposa del contador salió ilesa. El hombre fue llevado primero a una clínica privada de San Martín y luego al Hospital Belgrano de Caseros. Cuando llegó allí, ya estaba muerto.