El sacerdote José Antonio Mercau, acusado de corrupción y abuso sexual de menores, quedó ayer nuevamente preso, luego de ser arrestado por la policía en un convento del partido bonaerense de General Viamonte. La detención, a cargo de la Patrulla Rural de General Viamonte, se produjo en la abadía del monasterio benedictino de Los Toldos, por orden del Tribunal Oral en lo Criminal 7 de San Isidro. El cura Mercau, de 51 años, está imputado por cinco casos de “corrupción de menores reiterada, abuso sexual agravado por acceso carnal reiterado, abuso sexual agravado por sometimiento sexual gravemente ultrajante y abuso sexual calificado”.

El arresto se produjo en la abadía situada a la altura del kilómetro 249 de la ruta provincial 65, en Los Toldos, partido de General Viamonte, a unos 250 kilómetros al oeste de la ciudad de Buenos Aires.

A fines de mayo, el juez de garantías de San Isidro Rafael Sal Lari había ordenado de oficio (es decir, sin que nadie se lo solicite) la excarcelación del sacerdote por entender que se había vencido el plazo razonable para su detención porque ya llevaba tres años de proceso.

El cura vivía en el monasterio de Los Toldos, donde también cumplía su arresto domiciliario, pero desde que obtuvo ese beneficio podía salir a la calle sin controles. Según fuentes judiciales, la querella y la Fiscalía apelaron la decisión: plantearon que no podía ser liberado frente a los cinco casos de abuso sexual agravado y corrupción de menores que pesan sobre él.

La Sala II de la Cámara de Garantías de San Isidro revocó entonces la excarcelación, pero no dispuso dónde podía cumplir su prisión preventiva, medida que dejó en manos del Tribunal Oral en lo Criminal 7, que llevará adelante el juicio oral.

José Mercau estaba al frente del Hogar San Juan Diego, en El Talar de Pacheco, Tigre, que recibe a chicos de bajos recursos con problemas familiares, víctimas de maltrato o abandono. Pero en 2005 cinco menores denunciaron que fueron abusados por el cura. Los chicos tenían entonces entre 11 y 14 años y, según relataron, el cura primero los seducía y luego los obligaba o instaba a mantener relaciones sexuales con él. Al menos dos de ellos, dice la acusación, habrían mantenido esa clase de relaciones.