Martes, 10 de febrero de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › DOS DESAPARECIDOS Y CERCA DE 1500 EVACUADOS TRAS UN ALUD DE AGUA, BARRO Y TRONCOS EN TARTAGAL
El aluvión arrasó viviendas a orillas del río. La ciudad quedó sin luz, sin agua e incomunicada. Hasta anoche, había dos mujeres desaparecidas. Atribuyen el desastre al desmonte: centenares de troncos arrastrados por el agua destruyeron numerosas viviendas.
La lluvia caía con relativa calma durante las primeras horas de ayer en la ciudad salteña de Tartagal, hasta que a las 8 se largó tan fuerte que el río que cruza esa localidad desbordó, llevando consigo autos, casas y las pertenencias de los pobladores. Hasta anoche, había dos mujeres desaparecidas, según confirmó el gobernador Manuel Urtubey, aunque el jefe de Gabinete, Sergio Massa, hablaba de “pérdidas de vidas”, sin dar precisiones. Lo cierto es que hay 500 evacuados y cerca de mil autoevacuados, y aunque por la tarde paró de llover, el pronóstico climático es adverso. En algunos barrios se cortó la luz, no hubo teléfono ni agua potable y los vecinos denuncian que no se trató solo de una catástrofe natural. Además de barro y agua, el alud traía cientos de troncos, producto del desmonte, que destrozaron muchas viviendas.
El alud ingresó con una fuerza inusitada a esta ciudad ubicada a 400 kilómetros de la capital provincial e inundó un área de unas seis cuadras hacia un lado y otro del río Tartagal, afectando a dos barrios pobres (Villa Saavedra y Santa María) y al Barrio Centro. Además, la ruta 34, que conecta a Tartagal con Salta, estuvo cortada durante todo el día, al igual que varios caminos vecinales. Según testigos del temporal consultados por un enviado de Página/12, la noche anterior había llovido mucho en la montaña, lo que alimentó el cauce del río que divide la ciudad.
Los troncos bajaron desde allí y se fueron acumulando a los costados del río que divide la ciudad hasta formar un embalse. En total había casi dos hectáreas de troncos, desmontados ilegalmente para obtener ripio y arena, que con la lluvia y la crecida terminaron destrozando los puentes y las casas que encontró en su camino. El más impactante fue el puente de hierro del ferrocarril (de casi 100 metros), que fue arrancado y arrastrado casi dos cuadras.
Sorprendidos por el alud, los vecinos treparon a los techos de sus casas previendo lo peor. Después comenzó a bajar el agua y el barro quedó firme a un metro del piso. En las calles del centro de la ciudad de 70 mil habitantes no se veía el asfalto y la gente chapoteaba sobre el lodo. En los lugares más afectados se veía a la gente con palas y carretillas para sacar el barro, mientras en las esquinas se iban juntando las pérdidas: heladeras rotas, armarios destartalados, colchas mohosas.
“La situación es realmente grave”, dijo antes del mediodía el vicegobernador de la provincia, Andrés Zottos, un funcionario oriundo del lugar. Además de los troncos esparcidos en las márgenes del río, el temporal destrozó un lavadero de autos, y muchos vehículos fueron arrastrados por el alud al igual que muchas pertenencias de los pobladores. Zottos prometió proveer de máquinas que drenen el agua de inmediato, aunque finalmente las excavadoras resultaron más eficaces para remover el barro.
Zottos volvió a la zona en helicóptero por la tarde, junto al gobernador Manuel Urtubey, quien ante las cámaras no descartó que el desmonte sea la principal causante del desastre. “Es probable”, atinó Urtubey, al referirse al desmonte prohibido en ese departamento luego de un fallo de la Corte Suprema de la Nación. Las obras para proteger a la población de las inundaciones anuales en la temporada estival estaban ejecutadas en casi un 40 por ciento y fue esta falta de previsión una de las razones que más enojo provocó en los habitantes.
Fuentes de la Gendarmería informaron por la tarde que había dos personas fallecidas que residían en el barrio Santa María y que estaban mencionadas entre las personas desaparecidas. Ambas estaban siendo buscadas por los gendarmes y la policía local. “La población entró en situación de pánico y buscó refugio en distintas partes, lo que no permite confirmar si en realidad esos desaparecidos son o no víctimas personales”, estimó la fuente.
Anoche, Tartagal era una ciudad tomada por personal de la policía, empleados municipales, Gendarmería, Defensa Civil y el Ejército, que realizó “pequeñas voladuras con explosivos” para permitir el drenaje del agua acumulada en los sectores más críticos, según aseguraron en un comunicado. Los puentes y los accesos se mantuvieron cortados, al igual que la luz (que recién a las 20 comenzó a funcionar en algunos barrios). El jefe de Coordinación de Defensa Civil provincial, Lucio Guanami, explicó que el corte de luz era preventivo, con el fin “de evitar daños irreparables a la población sobre todo en lo personal. Hubo caída de postes del alumbrado eléctrico en contacto con las aguas. Los pobladores de Tartagal están siendo evacuados a centros comunitarios, a complejos deportivos, hospitales y centros de salud y a la zona alta de esa población”.
Dardo Ibarra, segundo jefe de los gendarmes de esa ciudad, contó que “el alud comió la parte periférica del río y se llevó las casas precarias como si nada, los muebles, y arrastró también personas que no fueron ubicadas aún en los centros de evacuación”. Los barrios evacuados fueron Villa Saavedra, Santa María, Ferroviario, Mariano Moreno y Villa Güemes. La ciudad quedó prácticamente dividida en dos y la ayuda alimentaria, como de abrigo y sanitaria, ya comenzó a salir de Salta capital para Tartagal en vehículos y en vuelos de un avión y un helicóptero de la provincia dispuestos por el gobierno local.
El alud fue la consecuencia de las intensas lluvias que se registraron en Salta y Bolivia. En tanto, en la ciudad de Salta cayeron 22 milímetros que provocaron el corte de las principales calles del centro y el anegamiento de viviendas de barrios periféricos. Allí y en el norte de la provincia (donde se encuentra Tartagal) se pronosticaron nuevas precipitaciones.
Informe: Darío Aranda, desde Tartagal.
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