Las Fuerzas Armadas ya no podrán cultivar soja transgénica en campos bajo su jurisdicción “ubicados en zonas urbanas o suburbanas, ni en adyacencias de barrios o instalaciones residenciales militares”. Así lo ordenó la ministra de Defensa, Nilda Garré, quien fundamentó la decisión en la protección del medio ambiente y, sobre todo, en el resguardo de la salud de la población: “Hubo numerosas denuncias, nacionales e internacionales, sobre el uso de herbicidas, cuyo uso está ligado a la soja transgénica, que son extremadamente nocivos para las personas que habitan en zonas cercanas a los campos que cultivan soja transgénica”, explicó a Página/12 una fuente ministerial. La medida regirá tanto para futuros contratos de arrendamiento como para los que rigen en la actualidad.

Las Fuerzas Armadas explotan los campos que están dentro de destacamentos militares, para ganadería o agricultura, y su producto se comercializa por los canales tradicionales del ámbito rural. Pero algunas de las tierras cultivables se encuentran en zonas urbanas o cercanas a residencias militares. “El herbicida utilizado para el cultivo de la soja transgénica puede afectar la salud de esa población”, aseguró la fuente. Por eso, según el vocero, “la resolución sólo afecta a tierras cercanas a urbanizaciones, por ejemplo en Campo de Mayo o Merlo”.

Muchas de las tierras militares son arrendadas y cultivadas por particulares. Por eso, la resolución MD 367, fechada y divulgada ayer, promueve la renegociación de las condiciones de contratos vigentes para adecuarlos a la nueva disposición. Según el texto, “la razonabilidad de dicha adecuación deberá estar fundada por un dictamen o informe del INTA o de un profesional matriculado en la materia”, que requiere además a las Fuerzas Armadas “informes mensuales” sobre el cumplimiento de la resolución.

El fundamento de la medida de Gobierno fue que “no son neutros los efectos del cultivo de soja transgénica” para la salud, como lo demostró una investigación realizada por el Laboratorio de Embriología Molecular de la UBA, publicada recientemente por Página/12.