Viernes, 31 de julio de 2009 | Hoy
SOCIEDAD › DETUVIERON A UN JOVEN DE 23 AÑOS ACUSADO DE VIOLAR A UNA NENA DE 12
Los primeros contactos se realizaron por chat. La nena creía que estaba conectada con alguien de su misma edad. Accedió a un encuentro en una plaza a la salida del colegio. Descubrió tarde su error. Consejos de los expertos en informática.
Se conocieron chateando. Ella desde su casa, él desde un cibercafé en el barrio de Mataderos, al oeste de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A las pocas semanas pasaron del chat a los mails, pero él insistía en querer conocerla personalmente. La convenció de encontrarse en una plaza, a la salida de su colegio. No bien lo vio, ella supo que le había mentido. La doblaba en edad. Ella tiene 12 años, él no le dio tiempo a escapar, se aprovechó de la diferencia física y la violó. El caso se conoció ayer, pero ocurrió hace tres semanas, el agresor fue detenido el martes pasado. La Policía Federal, a cargo de la detención, indicó algunas pautas para evitar que los hijos menores sean captados por pedófilos.
Esa tarde, luego de que el violador huyera corriendo, la niña tomó su mochila con los útiles y regresó a su casa, donde en un principio no dijo nada sobre lo ocurrido. Cuando se animó y habló, sus padres hicieron la denuncia policial y comenzó la búsqueda. La Justicia de Instrucción dispuso como medida analizar mails y contactos vía chat entre la víctima y el victimario. Para ello intervino la División Delitos en Tecnologías y Análisis Criminal de la Policía Federal.
Los efectivos localizaron la dirección del locutorio de Mataderos desde donde se habían enviado los mails a la niña e intercambiado los chats. Por orden judicial, la policía –de forma encubierta– vigiló el lugar hasta individualizar a un muchacho, de características similares a las del abusador, quien era un cliente asiduo. El sospechoso resultó detenido e imputado en una causa por abuso sexual y ahora se investiga si más jóvenes o niñas fueron atacadas por él, con la misma estrategia de simulación.
En diálogo con Página/12, el comisario Domingo Orlando Prata, de la División de Delitos en Tecnologías y Análisis Criminal, comentó que la división fue abierta hace sólo cuatro años y trabaja mayormente con crímenes relacionados con el robo de celulares, usados para organizar secuestros o estafas. “Hay casos como el de esta nena, no son la mayoría, pero hay y no queremos que se haga costumbre”, dijo Prata.
“Lo que me gustaría aclararles a los padres es que acá hay dos generaciones –agregó Prata–. Nosotros, los padres, que muchas veces nos mantenemos alejados de las nuevas tecnologías de comunicación y los chicos de ahora, que están conectados todo el tiempo, sea por la computadora o por los celulares. Tienen que hablar más con los chicos y aprender a usar las computadoras, perder el miedo o el rechazo. Y sobre todo, que la computadora que usan los chicos esté en un lugar visible, no en el cuarto.”
Julio Castro, al frente de una fiscalía especializada en abusos sexuales, coincide en que la computadora esté en el cuarto. El fiscal ya recibió la consulta del colega que instruye el caso de la niña aunque por ahora su intervención no pasa de la asesoría. Castro da charlas de capacitación sobre el tema de los chicos, las nuevas comunicaciones y los peligros inherentes. “Los padres muchas veces creen que los chicos usan la computadora para entretenerse con los jueguitos y nada más. No saben lo que pasa, con quiénes chatean. Tienen que interiorizarse más”, dice.
Entre las medidas preventivas que menciona, está el control del historial de las páginas web por las que navegan los chicos, también conocidas como “cookies”. Algo más que recomendable cuando, por timidez o introversión, los pequeños usuarios no hablan ni informan a sus padres sobre el uso cotidiano que hacen de Internet.
“Hay que ver lo que están viendo –destaca Castro– y explicarles todos los riesgos que existen. Lo primero que deben aconsejarles a los chicos es que usen seudónimos para chatear, y que sean seguros, no ponerse Juan12, porque los pedófilos siempre buscan saber dos cosas: el sexo y la edad. Esos dos datos no hay que revelarlos. Tampoco el domicilio, el teléfono, el mail, el colegio adonde van. Los chicos visitan páginas de chat con rooms (salones) que se clasifican por sexo, edad, intereses, etc. Ahí es donde también aparecen los pedófilos y comienzan a simular.”
¿Y las cámaras web? Según el fiscal, son muy requeridas por pedófilos que manipulan a las víctimas para verlas en ropa interior, las graban y a veces se masturban viéndolos. Las cámaras, además, constituyen una entrada de información importante. “Cada vez que la mueven, del otro lado la persona puede ver cómo vive la familia del chico, qué objetos de valor hay, las entradas a la casa y otras informaciones sensibles. Es como abrirle la puerta a un extraño”, advierte Castro.
Es crucial regular el uso, pautarlo con los chicos para que entiendan las normas de seguridad. En esto coinciden tanto el comisario Prata como el fiscal. Cuando se trata de niños, dicen ambos, conviene revisar sus contactos de correo y mensajes periódicamente para saber, al menos, con quiénes se relacionan.
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