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Las 28 cajas de seguridad del Banco Francés de San Miguel robadas el sábado pasado aparecieron anoche en Derqui, provincia de Buenos Aires. Todas estaban obviamente vacías. Estaban quemadas y no existía rastro del dinero en el lugar.

Las cajas de seguridad estaban dentro de la caja fuerte que las contiene y que pesa en total 4700 kilos. Fueron halladas en un descampado de la localidad bonaerense de Derqui, junto a botellas vacías.

El robo ocurrió el sábado pasado a la 0.20 en la avenida Presidente Perón 1226, en pleno centro de San Miguel. Desde hacía varios días, la sucursal bancaria estaba en refacción. Los ladrones entraron disfrazados como operarios por una persiana trasera de un garaje por la que los obreros sacaban la mampostería para tirarla en un volquete.

Una vez dentro de la entidad bancaria, los delincuentes redujeron con armas cortas al vigilador privado, le sacaron un pulsador de pánico que tenía en un llavero para que no pudiera alertar del robo y lo encerraron con la docena de obreros en un baño.

Con herramientas, rompieron dos paredes de ladrillo hueco y llegaron a una caja fuerte, en la que había guardados 28 cofres de seguridad. La caja, conocida como “tesoro móvil”, fue cargada en un carrito de los que transportan mercaderías y subida a uno de los dos camiones que los ladrones habían dejado en la puerta, un Mercedes Benz rojo y un Scania blanco. Para los investigadores, los ladrones llegaron al banco con dos camiones porque seguramente hubo un “entregador” que tenía el dato equivocado de que el dinero del tesoro estaba allí pese a las refacciones.

La Policía Bonaerense responsabilizó luego al banco por el robo. Un jefe de la zona aseguró que el banco debió de haber avisado a la policía que la sucursal estaba en refacciones y que había sido desactivada la alarma del tesoro.

Al parecer, la banda permaneció dentro del banco cerca de cinco horas, pero ninguna alarma sonó cuando entraron. El vigilador y los otros rehenes declararon que a las 23 del sábado un técnico cortó todas las alarmas.