SOCIEDAD › PROCESAN AL PRODUCTOR DE VIALE POR EL SECUESTRO DE ECHARRI
Una primicia que le costó muy cara
Martín Murgia se convirtió en el cuarto procesado por el secuestro de Antonio Echarri. El juez, en base a la declaración de un procesado, cree que iba a cobrar una parte del rescate.
Por Horacio Cecchi
Una nueva resolución judicial se sumó ayer al caso Echarri: el juez Arnaldo Corazza dispuso el procesamiento y la prisión preventiva del productor de Mauro Viale, Martín Murgia. Los términos del fallo, al que tuvo acceso Página/12, colocan a Murgia en una situación mucho más comprometida que lo imaginable. El joven de 20 años fue considerado “responsable del delito de secuestro extorsivo”. De hallarlo culpable en juicio oral, le corresponderá una pena de entre 5 y 15 años de prisión. Su defensor, Alejandro Vecchi, aseguró que “la única prueba que tienen contra Murgia es la declaración de otro de los procesados (Germán Ferrand Luna)”. Pero el procesamiento de Murgia, más que aclarar el caso, lo mantiene en tinieblas: el propio Corazza reconoció que entre los detenidos no figuran quienes realizaron el secuestro.
Martín Murgia, apodado Cholo, se presentó el 11 de noviembre pasado ante el juez federal 3 de La Plata, Arnaldo Corazza, interinamente a cargo del caso Echarri. A esa altura, llevaba 10 días como prófugo de la Justicia. Lo buscaban por haber aportado el celular de Pablo Echarri a Germán Ferrand Luna, uno de los detenidos tras el cobro de los 200 mil pesos, pagados por el actor como rescate para liberar a su padre, Antonio. Murgia se presentó y ya no volvió a salir sin las esposas y una campera cubriéndole el rostro. En su declaración ante el juez, el productor reconoció haber entregado el número telefónico porque “todo el país estaba pendiente del caso Echarri, había llegado a tapar al caso del padre Grassi, y él (Murgia), de repente, siendo poco y nada en la producción se veía con la posibilidad de conseguir la primicia del año”. El teléfono, según el productor, lo dejó en un kiosco para que lo retirara Ferrand Luna. Además, juró y perjuró no haber esperado ni mencionado jamás ningún pago en compensación por el gesto.
Pero su declaración difiere de la de los restantes procesados (Esteban Furtado y Juan Carlos Cajigal, además de Ferrand Luna), al menos en dos puntos: que la entrega del teléfono se realizó en el Ford Escort de Murgia, y que luego del cobro del dinero el trío desplegó los billetes en la casa de la madre de Cajigal (Josefina Agüero, detenida y liberada por falta de mérito), sobre la cama, y se dedicó a repartir los billetes en cuatro partes. Tres para ellos y la cuarta, a pedido de Ferrand Luna, para Murgia. “Eran más o menos 35 mil pesos para cada uno y dos o tres mil dólares”, declaró Ferrand. El faltante, según sospecha el juez, lo había mejicaneado Cajigal, apartándolo para sí mismo o “algún otro integrante de la banda”.
Vecchi sostuvo que “el juez se basa en la declaración de Ferrand para involucrar a Murgia en el secuestro, aunque en el careo Ferrand aclaró que Murgia no sabía nada de la plata”. En cierto aspecto, la resolución de Corazza en el procesamiento de Ferrand Luna, Furtado y Cajigal coincide con el abogado Vecchi: “... hasta el momento –dice en uno de los últimos folios– no se ha podido ubicar a alguna de las personas que secuestró al Sr. Antonio Echarri”, aunque sí vinculó a los detenidos con el secuestro por un dato: el 29 de octubre, día en que se pagó el rescate, quienes custodiaban a Echarri le dijeron “preparate que hoy cobramos y te vas”. Y efectivamente se realizó el pago.
Quienes lo secuestraron no son tres, como se sostenía hasta ahora, sino cinco o al menos cuatro, a juzgar por las declaraciones del propio Antonio Echarri: uno le compró el diario durante varios días. Un segundo, quizás apodado Juan Carlos “Chuki”, que acompañaba al primero el día del secuestro y que lo amenazó con un arma (según Echarri una 9 milímetros) para hacerlo entrar al auto. Ambas descripciones dejan la sospecha de que fueran policías. El tercero estaba al volante, pero no lo pudo ver. Durante el traslado, Echarri alcanzó a ver que Chuki se bajaba y subía otro que resultó ser Ezequiel Di Cugno, uno de sus custodios. El quinto es Fabián Mónaco, mecánico y que también se alternó en la custodia. También es posible que Mónaco estuviera al volante el día del secuestro. Lo cierto es que, más allá de dos prófugos identificados, uno tercero por su apodo, y uno o dos más sólo como sombras, el productor Martín Enrique Murgia pasó a formar parte de la lista de procesados, tras recorrer un sufrido camino laboral en busca del éxito, de la mano de Mauro Viale. “Con él aprendí que mi vocación era el periodismo”, alcanzó a decir antes de que le colocaran las esposas. Fue en “Impacto a las Doce”, “primero repartiendo rutinas, atendiendo los teléfonos, recibiendo quejas por el programa”. Luego pasó a atender a la gente que llegaba al canal. “Atendía desde enfermos de sida, hasta heridos de bala, desalojos, hipotecas, delincuentes.” Fue en ese camino rutilante que conoció a Ferrand Luna. “La primera nota fue un móvil en vivo donde se simulaba una villa y se simulaba una nota con dos supuestos secuestradores. Al fin de esa nota fui felicitado por el trabajo. “Pasaba de ser nada a ponerme a la par de los demás. Eso, como a cualquiera, lo motiva.”