El lunes 1º de febrero se conocerá la sentencia en el juicio oral por el accidente del avión de LAPA, a diez años y cinco meses de la tragedia, y cuando estén por cumplirse dos años del comienzo de la audiencia. Antes del anuncio, por una medida excepcional aprobada con disidencias por los miembros del Tribunal Oral Federal 4 (ver aparte), María del Carmen Calloni de Ternavasio, madre de uno de los 65 muertos en el accidente ocurrido el 31 de agosto de 1999, expuso un conmovedor alegato final en representación de la Asociación Civil de Víctimas Aéreas. “Cuando murió mi hijo Rubén, sentí que me arrancaban las entrañas, el corazón, como en cámara lenta”, dijo la mujer, que en todo momento tuvo la voz entrecortada por el llanto. “Creía que sabía de la irresponsabilidad, la indiferencia, que conocía la falta de humanidad, pero sólo lo supe cuando vi las persianas bajas de las ventanillas de atención al público de la empresa LAPA”, a la que hizo responsable por lo ocurrido. Luego, tres directivos de la firma que están imputados en el juicio hablaron por última vez antes del fallo y aseguraron que los únicos culpables fueron los dos pilotos del vuelo 3142, los fallecidos Gustavo Weigel y Luis Etcheverry.

“Todo en LAPA era de primera, desde las 1300 personas que formaban la empresa, los equipos más modernos, la instrucción de los pilotos en nuestro centro de aprendizaje por computación y la utilización de los simuladores más sofisticados de United Airlines, hasta los seguros contratados en empresas de primera línea que respondieron rápida y generosamente ante el infortunado suceso”, sostuvo el ex presidente de LAPA Gustavo Deutsch, nacido en la ex Checoslovaquia y nacionalizado argentino. Según el imputado, por esas razones que apuntó “ése fue el único accidente en el cuarto de siglo de existencia de LAPA, frente a 47 accidentes de Aerolíneas Argentinas y cinco de Austral”. Además de Deutsch, también alegaron ante el tribunal el ex director general de la firma Ronaldo Boyd y el ex gerente de Operaciones Valerio Diehl.

Mañana y el lunes 1º de febrero expondrán los demás imputados, Fabián Chionetti, Gabriel Borsani y Nora Arzeno, ex directivos de LAPA, y los ex jefes de la Fuerza Aérea Damián Peterson y Diego Lentino. El primer día del mes próximo, luego de los últimos alegatos, el tribunal dará a conocer la sentencia. Los fiscales Carlos Rívolo y Guillermo Friele pidieron tres años y seis meses de prisión para Deutsch, Boyd, Diehl, Chionetti y Borsoni, mientras que no acusaron a Arzeno y solicitaron la absolución de los ex jefes de la Fuerza Aérea. El abogado querellante Hugo Wortman Joffré pidió penas de entre 10 y 15 años para todos los ex directivos de la empresa, tres años para Peterson y dos para Lentino.

La primera en hablar fue María del Carmen Calloni, madre de Rubén Ternavasio, de 28 años, quien falleció en el accidente. La víctima había viajado de Córdoba a Buenos Aires por cuestiones de trabajo, acompañado por dos compañeros. “Ninguno de los tres habrá imaginado que iban a volver a Córdoba calcinados en un ataúd”, dijo la mujer en alusión al accidente que ocurrió en el Aeroparque Metropolitano, donde el avión de LAPA se estrelló y se incendió, sin haber levantado vuelo. “Cuando salió de casa, rumbo al aeropuerto (de Córdoba), me dio un beso y se fue, aunque después volvió para pedirme que le avisara al padre que le dejara el auto en la puerta, para el día en el que iba a volver, porque apenas bajara del avión se tenía que ir a jugar un partido de voley.”

Siempre entre sollozos, la mujer recordó que en los diez años transcurridos luego de la tragedia tiene al dolor como “inseparable compañero. Cargo con una mochila de años, que afectó mi cuerpo y mi mente. Los antidepresivos y varias operaciones han sido necesarios para poder mantener mi salud. Por eso creo que la Justicia no puede dar la espalda y dejar que los culpables de esta terrible tragedia queden sin el merecido castigo. Una actitud justa no va a terminar con el dolor ni nos va a devolver a los seres que pagaron con la vida una negligencia, pero nos permitirá cambiar el sufrimiento por paz”.

Fuera de la audiencia, la señora Calloni le dijo a Página/12 que Rubén era el mayor de sus hijos. “Tengo otros tres, dos mujeres y un chico que tenía 12 años cuando murió su hermano. Para el menor fue un hecho muy traumático porque Rubén era el padrino de bautismo. Lo habíamos elegido para que se encargara de su hermano cuando los padres no estuviéramos.”

En su intervención, Deutsch se declaró “seguro de no haber cometido ningún delito”, aunque sí manifestó que vivía “el duelo permanente por las víctimas de un suceso fatal que lamentaré hasta mi propia muerte”. Tanto Deutsch como Boyd y Diehl hicieron responsables del accidente a los pilotos Weigel y Etcheverry. “¿Por qué Weigel desobedeció la alarma de configuración? (que le advertía sobre problemas para el despegue). Ninguno de los expertos que testimoniaron ha podido responder la pregunta, pero la reacción unánime dice que ese comportamiento fue ‘inexplicable e irracional’.” Boyd insistió en que todos los pilotos de LAPA habían superado con éxito las pruebas para volar un avión y consideró que la acusación contra ellos es “inconsistente y mediáticamente articulada”.

A su turno, Diehl aseguró que comprendía el dolor de las familias de las víctimas porque él también sufrió la muerte de un hijo, en circunstancias que no especificó. Luego afirmó que lo ocurrido en agosto de 1999 fue “un accidente que nadie pudo prever” porque se produjo “por un error humano”, en alusión a la forma en que actuaron los dos pilotos. Opinó que la acusación es “incomprensible” y estimó que la misma fue incentivada por “los informes de los medios de prensa y por falsas películas”, en referencia al film Whisky Romeo Zulú, dirigido por el ex piloto de LAPA Enrique Piñeyro, uno de los principales testigos de la querella.