Un chico de tres años murió asfixiado en un jardín de infantes de la localidad santafesina de Rufino. Fue el jueves a la tarde, cuando el nene jugaba con sus compañeros en uno de los toboganes del patio y el cordón de una cámara fotográfica de juguete que tenía colgada en su cuello se enganchó de un hierro saliente de la estructura por la que se deslizaba. Ayer, los familiares del chico fallecido se quejaron por la “gran cantidad” de alumnos que estaban al cuidado de una sola maestra al momento del hecho. Aunque la carátula provisoria de la causa es “averiguación de muerte”, los investigadores descartan la figura dolosa debido a que los indicios parecen apuntar a que se trató de un accidente.

Todo ocurrió el jueves a la tarde, una hora antes de que los chicos se fueran a sus casas. El hecho se produjo en el jardín de infantes provincial 116, ubicado en el centro de Rufino, en el que trabajan 9 docentes y asisten 78 niños. La víctima, Jeremías, de tres años, vivía junto a sus padres y dos hermanos en un barrio de trabajadores de las afueras de la ciudad. Ocurrió cuando los alumnos del turno tarde jugaban en el patio del jardín mientras eran supervisados por una maestra.

Al momento del accidente, el niño tenía una cámara fotográfica de juguete colgada en su cuello por una cinta de un metro de largo. Mientras Jeremías jugaba junto a sus compañeros en un tobogán, “la parte que sobresalía de la cinta quedó enganchada en un hierro, una punta en forma de V situada en la parte superior del tobogán, por lo que cuando el chico se largó quedó colgando”, precisó un vocero de la policía local. De inmediato, el niño fue socorrido por la maestra a cargo del grupo y luego por médicos que intentaron reanimarlo, pero el nene falleció antes de llegar al Sanatorio Modelo de Rufino.

Durante la mañana de ayer, se realizó la autopsia y se determinó que Jeremías falleció por asfixia. La investigación de lo sucedido quedó a cargo del juez penal correccional de Rufino, Omar Guerra, quien caratuló la causa como “averiguación de muerte”. “Está claro que fue un accidente y que el único delito que se le podría imputar a la maestra que estaba a cargo del grupo es el de homicidio culposo”, dijo la fuente policial.

La docente, de la que no trascendió su identidad y era la única adulta al momento del accidente, “se encerró en su casa víctima de un ataque de nervios. Allí la fue a visitar un médico y extendió un certificado por el cual no puede declarar por diez días”, dijo la fuente policial y agregó que, hasta el momento, la única persona que declaró “fue la portera del jardín de infantes, quien en ese momento estaba en la cocina preparando la merienda cuando escuchó los gritos y, al salir, alcanzó a ver al niño colgado del tobogán”.

Los familiares del chico realizaron el velatorio ayer a la tarde, luego de que los peritos forenses les entregaran el cuerpo. “Los padres de Jeremías acusaron a la maestra por no haberlo cuidado, algo entendible por el momento que viven, y no permitieron que ninguna autoridad relacionada con el jardín de infantes estuviera presente en el velorio”, aseguró una fuente de la causa.

En diálogo con Página/12, una fuente del Ministerio de Educación santafesino explicó que a la docente se le inició un sumario administrativo, “como ocurre cuando hay un accidente, pero como hubo una muerte, la situación excede a la escuela y pasa a la Justicia”. Desde el jueves y hasta el lunes inclusive, “el jardín permanecerá cerrado, para que un equipo de psicólogos trabaje con la comunidad educativa y los padres”, estimó el vocero ministerial.