Jueves, 17 de noviembre de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › CONMOCIóN EN LINCOLN POR LA DESAPARICIóN DE UN CHICO DE NUEVE AñOS
El nene salió del colegio el martes, pero nunca llegó a la casa. Unos 500 efectivos de la Bonaerense rastrillan por tierra y aire. Los vecinos participan de la búsqueda. Se revisaron 500 casas. Anoche hubo una marcha para reclamar por su aparición.
Tomás Dameno Santillán, de 9 años, salió de la escuela poco después de las 12 del martes. Tenía unas nueve cuadras hasta su casa, en uno de los barrios céntricos de la localidad bonaerense de Lincoln, 320 kilómetros al noroeste de la ciudad de Buenos Aires. En el camino, a tres cuadras del establecimiento, una docente lo vio caminando solo, con sus zapatillas de lona verde y una mochila roja; y desde entonces, su paradero se desconoce. Anoche, cientos de vecinos se unieron frente a las puertas de la Comisaría 1º de la ciudad para reclamar por su aparición. “Se lo tragó la tierra”, sostenía un hombre, mientras que otra mujer de mediana edad explicaba que no podía ser porque ése “es un pueblo tranquilo”. El Ministerio de Seguridad bonaerense lanzó temprano en la mañana de ayer una “alerta general”. Unos 500 efectivos fueron afectados a la búsqueda. Hasta el cierre de esta edición, los investigadores no descartaban ninguna hipótesis.
“Se retiró caminando. Esta es una ciudad chica, y él vive a ocho, nueve cuadras del colegio. Va siempre por la avenida Alem hasta una plaza y ahí lo suele esperar una prima. Una docente se lo cruzó a dos o tres cuadras de la escuela”, aseguraba ayer el vicedirector de la escuela Nº 1 de Lincoln, Domingo Faustino Sarmiento, Carlos Azcona. Tomás, rubio, de 1,20 metro de altura, “es un chico medio tímido y callado, muy buen alumno y sin problemas de conducta”, lo describió el profesor. Ese día, llevaba puestos unos jean grises, una remera de manga corta y zapatillas verdes, y el guardapolvo.
Su mamá, que lo esperaba en la casa –con el almuerzo servido–, esperó dos angustiosas horas y, luego, hizo una denuncia en la comisaría local por “averiguación de paradero”. De inmediato, los oficiales dieron conocimiento a la Fiscalía Nº 2 del Distrito Judicial de Junín, a cargo del fiscal Javier Ochoaizpuro, que comenzó a dictar las medidas para la investigación. Anteanoche, agentes de Defensa Civil, Bomberos, el Cuerpo de Infantería y la policía, junto a vecinos que ofrecieron su colaboración, rastrillaron las calles de la ciudad. Incluso, se allanaron más de 500 casas. Pero del chico, ni rastro.
El operativo de búsqueda era monitoreado por el ministro de Seguridad provincial, Ricardo Casal, que se hizo presente en el lugar y ordenó una “alerta general” para que todas las fuerzas de seguridad del distrito dieran prioridad al caso. En ese sentido, se dispuso que todos los funcionarios policiales de la zona, de Investigación Judicial, de Investigaciones de Delitos Complejos, de Seguridad y sus respectivos superintendentes viajen a Lincoln para la búsqueda. El despliegue incluyó, además, sobrevuelos de la zona por aviones y helicópteros.
“El pueblo está consternado”, afirmaba el intendente Jorge Fernández. “Me llama poderosamente la atención que nadie haya visto nada porque la zona (por donde pasaba Tomás) la transita mucha gente”, destacó. Según fuentes policiales, cerca del mediodía de ayer la pareja de la madre del niño fue “demorada” unas horas porque algunos testigos dijeron haberlo visto cerca de la plaza por la que pasaba Tomás al volver de la escuela. En las próximas horas, según periodistas locales, podrían investigarse los videos de cámaras de seguridad que grabaron el paso del chico y que podrían conducir a pistas más seguras. Según pudo saber este diario, en la computadora que manejaba el chico no había rastros de chats sospechosos.
Los teléfonos (02355) 43-0535/ 43-0536 de la comisaría local no paraban de sonar. Tampoco se calló el 0800-122-2442, difundido por el Registro Nacional de Información de Menores Perdidos y Extraviados, que además publicó la fotografía de Tomás en su página de Internet. Silvia Nespereyra, coordinadora general de equipos técnicos del Registro Nacional de Información de Personas Menores Extraviadas, dependiente del Ministerio de Justicia nacional, destacó a este diario que en este caso “es muy importante la difusión” ya que “no hay ninguna información y el chico no se había ido nunca antes de la casa, que compartía con su mamá”, que tiene otro hijo de seis meses.
“El caso es preocupante y la mamá tiene mucho dolor”, señaló la especialista en estos casos, a la vez que llamó a no entrar en psicosis porque “hay que aclarar que entre el 85 y el 90 por ciento de las denuncias de paradero son de adolescentes de entre 13 y 18 años, y de ese monto, el 85 por ciento se había escapado de alguna situación familiar”.
Anoche, el dolor de unos 500 vecinos de Lincoln se unía en un aplauso continuo frente a la comisaría local. “Queremos a Tomi”, pedían todos ellos, encabezados por la abuela y la tía del nene. Gerardo, vecino e integrante de Defensa Civil que no dormía desde hacía dos días, pidió “un poco de fe en que esto se va a poder esclarecer”. A unos metros, una señora, retrato de Tomás en la mano, relataba: “Estamos todos destrozados”.
Informe: Rocío Magnani.
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