Domingo, 5 de febrero de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › OPINIóN
Por Andrea Hojman *
El proyecto de la colección Senderos Bíblicos fue pensado como un espacio ecuménico de exégesis y reflexión en torno de temas bíblicos. Ser un espacio ecuménico implica atreverse a la alteridad. A que cada participante del diálogo pueda, mediante la expresión libre, sincera y en igualdad de condiciones, constituirse en un “otro” capaz de interpelar las distintas identidades, para aproximarse juntos a una verdad que siempre trasciende.
La colección quiere sumarse a los distintos esfuerzos ecuménicos, ofreciendo un canal de expresión, mutuo conocimiento y enriquecimiento en la diversidad. No parece necesario explicar que, cuando el autor de uno de sus títulos no pertenece a la Iglesia Católica, es esperable que no coincida en muchas de sus doctrinas y opiniones. Y es signo de buen ecumenismo correr el riesgo de la alteridad.
El cardenal Levada parece no coincidir. Y como el autor del libro es inmune a las censuras de su dicasterio, el recurso fue censurar a la editorial. Así se cierra un camino más al diálogo ecuménico.
El ecumenismo, al que llegó tarde la Iglesia Católica, por estos tiempos se retrotrae aún más. Es pregonado desde los medios oficiales, pero parece posible sólo bajo algunas condiciones: relaciones entre dirigentes que, en muchos casos, no pasan de actos puramente diplomáticos; o alianzas entre los sectores más conservadores de diferentes iglesias y comunidades religiosas. Estas dos se presentan como formas loables de ecumenismo. Una colección de pequeños libros no corre la misma suerte.
* Directora de la Colección Senderos Bíblicos. Editorial San Pablo.
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