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Un nuevo femicidio, consecuencia trágica de una relación marcada por la violencia de género, se consumó ayer en Villa Dominico, partido de Avellaneda: un policía mató a su novia cuando vio que estaba con un amigo de ella, dentro de un auto. Luego baleó en la boca al hombre y, finalmente, se disparó a la cabeza y quedó gravemente herido. Los dos hombres están internados en el Hospital Presidente Perón (ex Finochietto), de Avellaneda.

El episodio ocurrió cerca de las tres de la madrugada de ayer en Caxaraville 4998, a metros del cruce con Magdalena, en Villa Dominico, frente a la casa donde vivía la víctima, Brenda Solange Guerault (23), quien tenía un hijo de 8 años con una pareja anterior.

José, padre de la joven asesinada, admitió que hacía tres meses una amiga de la familia le contó que el novio le pegaba a su hija porque “era muy celoso” y “tenían una relación enfermiza”, pero la chica se lo negó “llorando y de rodillas” y por eso no lo denunció.

Según los investigadores, el policía, identificado como Maximiliano Villarda, quien presta servicios en la comisaría de Olivos, en el partido bonaerense de Vicente López, llegó a ver a su novia a bordo de su auto Fiat 147. Villarda bajó del vehículo y cuando se aprestaba a tocar timbre, descubrió que la chica se hallaba acompañada de otro hombre dentro de un Renault Clio estacionado frente a la casa, por lo que se acercó, desenfundó su arma reglamentaria y le disparó. Brenda recibió un tiro en un ojo que le provocó la muerte en el acto.

El policía baleó también al hombre que acompañaba a su novia, de nombre Pablo Díaz, y le provocó una herida de bala que ingresó por la boca, con orificio de salida por una oreja. Finalmente, Villarda caminó unos metros y se disparó un balazo en la cabeza con intenciones de suicidarse. Sin embargo, quedó gravemente herido y se encontraba internado en terapia intensiva en un centro asistencial de la zona con pronóstico reservado.

Los investigadores aseguran que el policía dio por hecho que su novia lo estaba engañando, pero el padre de la joven aseguró a la prensa que, en realidad, Díaz “era un amigo de la familia” y que “no había una relación amorosa” entre ambos.

Según confirmó el padre de Brenda, su hija estaba en pareja con el policía desde hacía dos años, pero mantenían una mala relación y que creía que lo que ocurrió “era anunciado”. “No la mató porque estaba con un amante, la mató porque era un hijo de puta, un golpeador de mujeres. Un día se peleaban, otro día mi hija estaba llorando, hablando tres horas por teléfono. Se insultaban. El era muy celoso, muy raro, un tipo raro”, relató José.

“Una vez, una amiga vino y nos dijo que este hombre la golpeaba. Yo los cité, hablamos los tres. Mi hija ahí me juró que jamás le levantó la mano, cosa que siempre dudé, pero no pude hacer nada”, explicó el hombre. Agregó que se sentía “culpable” porque siempre supuso que podía pasar algo más grave, pero su hija le “juró llorando y de rodillas que él nunca la había tocado” y dijo que “si hubiera tenido una pista cierta de que era así, hubiera actuado de otra manera”.

El hecho es investigado por el fiscal de instrucción 3 de Avellaneda, Elbio Laborde, quien ordenó el secuestro de la pistola reglamentaria 9 milímetros que portaba el policía.