SOCIEDAD
Los cartoneros de Fiorito cambian carros y caballos por camionetas
Cansados de que la policía les incaute los animales, los botelleros invirtieron un subsidio en la compra de vehículos usados. Los visitó la ministra Kirchner.
Los carreros, cartoneros y botelleros de Villa Fiorito festejaron ayer el primer paso de su autogestionado plan canje y recorrieron las calles del barrio con los viejos caballos y sus nuevos vehículos: dos camionetas modelo ‘70, una chatita Siam Di Tella, dos motos y un Renault 4, con los que ahora podrán volver a ingresar a la Ciudad de Buenos Aires sin temor a que la policía los multe o les incaute los carros. La idea surgió pocos meses atrás, cuando decidieron organizarse en un sindicato dentro del Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados (MIJD), dirigido por Raúl Castells. Seguidos por unas 2000 personas, ayer llegaron a la estación de Fiorito, en el partido de Lomas de Zamora, donde hicieron un acto de entrega simbólico con la presencia de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, como invitada especial.
Los seis vehículos fueron comprados con un subsidio de apenas 8 mil pesos que el MIJD recibió de la gestión de Eduardo Duhalde y que decidió donar al nuevo sindicato, a lo que se sumó lo que los propios carreros pudieron juntar. Además, consiguieron las credenciales que otorga el gobierno porteño para autorizar el trabajo dentro de la ciudad. “Nosotros vivimos de lo que traemos de la capital, pero ya hace varios meses que dejamos de ir porque está prohibido entrar con caballos”, dijo Juan Carlos Maciel, desde arriba de su carro, con el que todos los días sale a buscar cartones, chapas y botellas junto a su mujer y sus tres hijos. La última vez que se animó a cruzar la General Paz terminó detenido en la comisaría 32 con toda su familia. “Volví con la montura y el caballo. Se quedaron con el carro y todo lo que habíamos recolectado ese día. Me querían cobrar 85 pesos para devolvérmelo, pero al final el juez me perdonó”, recordó ayer.
Junto con las credenciales, los carreros –como más les gusta identificarse– obtuvieron ropa de trabajo con bandas fluorescentes para poder trabajar de noche sin correr peligro, fueron vacunados y organizaron una obra social para atenderse en hospitales públicos.
Villa Fiorito es una de las zonas más pobres del conurbano bonaerense, donde la desocupación alcanza casi el 50 por ciento y el cirujeo es el único ingreso de entre 2500 y 3000 familias. “Este es un hecho histórico para un sector de la población que no tiene la tradición de organizarse. Los vehículos que se consiguieron son viejos para mucha gente pero para los compañeros es casi un sueño. Hoy es un día de fiesta”, manifestó Castells mientras caminaba por las calles del barrio y la gente lo saludaba. Es que su movimiento tiene una fuerte presencia en Fiorito, con alrededor de 100 centros, casi todos en casas de familia.
Aunque el subsidio con el que compraron los vehículos no tiene por ahora posibilidades de repetirse, ya que fue parte de una partida única para organizaciones sociales, para los carreros este es sólo el primer paso de su plan canje. “Esta movilización no es sólo un festejo, es también para mostrar qué se hizo con esa plata que recibimos. Porque tenemos la esperanza de que al ver los resultados, se pueda seguir avanzando”, explicó Silvia Peralta, una de las dirigentes del sindicato.
Esa fue también la razón por la que decidieron invitar a Alicia Kirchner, que se fue en medio de los aplausos de los cartoneros y con un saludo de Castells: “Muchas gracias, porque no todos los días tenemos una ministra en Fiorito”, le dijo el dirigente casi abrazándola. Y enseguida le anunció: “Avísele a su hermano que mañana vamos a ir a hacer lío al PAMI para que se vayan los malandras que hay ahí”, se despidió. Aunque había anunciado que sólo iba como invitada y que no hablaría en público, Kirchner tomó el micrófono ante el pedido de Castells: “No van a encontrar en mí a una funcionaria que mira al costado y no voy a hacer promesas. Sólo quiero decir que creo en las organizaciones y en generar trabajo, porque al país lo vamos a sacar adelante entre todos”, cerró la ministra.
Cambiar el caballo por una camioneta no era el sueño de los carreros y cartoneros de Villa Fiorito –“el sueño, en todo caso, es conseguir trabajo”, coinciden–. Pero desde hace algunos meses se había convertido en una meta. Ahora, ya organizados como sindicato, se proponen la organización de una cooperativa para conseguir un depósito donde acumular el material que juntan, una prensa y un camión, necesarios para poder evitar a los intermediarios en la venta de cartones. “Los dueños de los depósitos son usureros. Pagan 26 centavos el kilo de cartón que después le venden a 50 a las empresas que reciclan”, explicó Antonio Benítez, otro de los carreros que desde ayer se convirtió en motoquero.
Producción: Paula Bistagnino.