Viernes, 6 de septiembre de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › OPINION
Por Claudia Fernández Chaparro *
Desde el gobierno de Mauricio Macri se pretende demonizar las tomas de los colegios y la participación de los adolescentes en éstas. Resulta paradójico que se diga que el diálogo está abierto y que se necesite de una solicitada para comunicarse con la comunidad educativa.
Es una pena que la participación activa de los alumnos sea mala palabra para el macrismo, cuando fue la lucha estudiantil la que logró que se posara la mirada del Estado en las escuelas que estaban en condiciones deplorables.
A diario vemos cómo los funcionarios desfilan por los medios diciendo que “la política se metió en las escuelas”. Y sí, señores, la política se metió en las escuelas. ¿Y qué? ¿Acaso ustedes de dónde vienen?
El recorte de becas, el empobrecimiento de los menúes con milanesas de soja, el cambio curricular, la falta de obras en las escuelas, entre otras cosas, se frenaron debido a la activa participación de docentes y alumnos.
El gobierno de Mauricio Macri tiene muchas asignaciones pendientes y, como todos los años, se subejecuta el presupuesto. Se declama “educación de calidad” y basta con recorrer las escuelas para observar las carencias en materia edilicia, la insuficiencia de jardines de infantes en las zonas más desprotegidas de la ciudad, la falta de educación sexual, el recorte de las viandas a los chicos que asisten a las orquestas juveniles y el cierre de varias de ellas.
Y si de diálogo se trata, desde el Plenario del Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes hemos invitado a Esteban Bullrich en reiteradas oportunidades para que exponga acerca de estas cuestiones relativas a su política educativa, y hasta ahora el ministro no asistió a ninguna reunión ni envió a ningún funcionario de rango en su lugar. En el día a día, vemos cómo el discurso del diálogo y la participación se queda sólo en eso, en discurso. Y no se utilizan los canales administrativos institucionales para comunicarse con la comunidad.
Si es verdad que la inscripción descendió un 40 por ciento y se incrementó la repitencia, estaríamos ante una situación alarmante y sin precedentes, por lo que resulta imprescindible saber qué está haciendo el Ministerio de Educación para revertir ese panorama.
Nadie celebra las tomas. Y si las hay, es porque las instancias institucionales y los canales de diálogo se agotaron. Invitamos al ministro Esteban Bullrich a dialogar, a que asista al Plenario del Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, para contribuir todos en la búsqueda de soluciones que ayuden a anticiparnos a los conflictos.
Es deber de los funcionarios que manejan un presupuesto multimillonario que lo hagan con responsabilidad y equidad. No escondiéndose en palabras y cifras incomprobables.
* Consejera por la Legislatura ante el Plenario del Consejo de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes de la Ciudad de Buenos Aires.
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