Sábado, 7 de septiembre de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › LA CAMARA AVALO TODAS LAS PRUEBAS Y LOS INDICIOS QUE INVOLUCRAN AL PORTERO EN EL CRIMEN DE ANGELES RAWSON
El tribunal ratificó por unanimidad la investigación. Consideró que hay evidencias sólidas contra Mangeri y dispuso que siguiera preso. Encuadró el delito como “homicidio simple”, aunque dejó la puerta abierta a una imputación por intento de ataque sexual.
Por Raúl Kollmann
La Sala VI de la Cámara del Crimen confirmó, por unanimidad, el procesamiento y la prisión preventiva del encargado Jorge Mangeri en el caso del asesinato de Angeles Rawson. Los tres magistrados, Mario Filosof, Julio Lucini y Ricardo Pinto ratificaron así la investigación realizada por el juez Javier Ríos y la fiscal Paula Asaro. Los camaristas no utilizaron una sola prueba, sino que describieron un conjunto sólido de evidencias, empezando por el ADN en las uñas, en la cuerda con la que estaba atada la adolescente, las lesiones que registra Mangeri y toda su conducta en esos días. La Sala VI dijo que no hay elementos para agravar el homicidio por alevosía porque Angeles se defendió, pero dejó la puerta más que abierta para que se impute a Mangeri por una tentativa de ataque sexual. Es más, los camaristas le dicen al juez que indague al encargado por homicidio criminis causa, es decir, considerando que mató a Angeles para tapar la tentativa de abuso sexual.
Con la resolución de ayer, se demuestra una vez más que el caso registra más controversias mediáticas que altibajos en el expediente. Los tres jueces votaron una única resolución, sin discrepancias. En un fallo colateral, también hubo absoluta unanimidad respecto del rechazo de una nulidad presentada por la defensa, encabezada por Miguel Angel Pierri y Marcelo Biondi, que alegaban que pudo haber contaminación en el ADN. Y algo más de polémica se planteó respecto de una segunda nulidad, en la que se cuestionó la toma de declaración testimonial a Mangeri aquella noche del viernes 14 de junio (ver aparte). La protagonista fue la fiscal Asaro que, en rigor, fue la primera que se dio cuenta de que el principal sospechoso no era el padrastro, Sergio Opatowski –como titulaban afuera de la fiscalía todos los medios audiovisuales–, sino el encargado. Asaro trabajó en forma ininterrumpida desde las 7.30 del viernes 14 hasta las 8.30 del sábado 15, con la inmensa presión que significaba tener cien periodistas en la puerta y centenares de miles de espectadores esperando un desenlace. Fue una de las noches de mayor rating de la historia de la televisión por cable. En semejante vorágine contó con poca ayuda del juez subrogante en aquel momento, ya que Javier Ríos estaba de licencia. Cuando Ríos regresó, tomó las riendas y, con los aportes de Asaro y el abogado del papá de Angeles, Pablo Lanusse, se fue juntando el cuadro probatorio. Ríos dictó el procesamiento y la prisión preventiva que ahora fueron confirmados.
Los camaristas sostuvieron que no se trata de pruebas y evidencias aisladas:
- Se encontró ADN de Mangeri en el dedo índice de la mano derecha de Angeles. Hay allí perfil genético de la chica y del encargado, de forma indubitable, “con una posibilidad entre 1600 billones de que no corresponda Mangeri”.
- Se encontró ADN incompleto de Mangeri en otros dos dedos de la mano derecha, el anular y el mayor. Por ejemplo, 10 de 20 marcadores genéticos se corresponden con el encargado. Con una mirada de conjunto, los camaristas consideran que hay rastros genéticos de Mangeri en tres de los cinco dedos de la mano derecha.
- Hay también ADN incompleto del portero en la soga con la que estaban atados los tobillos de Angeles. Con el mismo criterio, justamente, los camaristas convalidan que diez de los 13 marcadores genéticos se corresponden con los de Mangeri. Es una operación de lógica concluir que habiendo ADN indubitable en el escenario, el ADN incompleto de la misma persona sea también un indicio sólido. Esto es así porque los indicios van todos en un mismo sentido: no es que hay marcadores que no se correspondan con Mangeri, sino que hay marcadores que no se pudieron determinar. De los que se pudieron establecer, todos se corresponden con el encargado.
- Los camaristas citan el indicio de oportunidad. Está demostrado para ellos que Angeles –se ve en la filmación– estaba a punto de entrar al edificio de Ravignani y que, al mismo tiempo, no llegó a su vivienda, tal como testimonió la empleada, Dominga, y como lo indica el hecho de que no se encontró nada de Angeles –ni el morral que llevaba ni las llaves– en el departamento familiar. Hay otro encargado que estaba en la puerta y que no vio nada anormal, de manera que para los camaristas está claro que la chica no fue secuestrada en la puerta. Con ese cuadro, los jueces agregan otro indicio: Mangeri estaba allí, tuvo la oportunidad. “No puede soslayarse que tenía el dominio de los espacios comunes del edificio”, dice la resolución.
- Las lesiones que tenía Mangeri en el cuerpo son otro indicio. Los jueces dicen que “es lógico deducir que, teniendo en cuenta el material genético de Mangeri encontrado bajo las uñas de Angeles, las lesiones del encargado fueron provocadas por Angeles cuando se defendía de un ataque físico”. En este punto, los camaristas sostienen que se trata de una transferencia genética típica en los casos de ataques sexuales.
- Otro elemento que los jueces consideran una evidencia es el lugar en el que fue hallada Angeles: la basura. “Por sus funciones, Mangeri tenía a su cargo la recolección de residuos y su transporte hasta el lugar donde eran recogidas para llevar a la planta procesadora.”
- Para los camaristas, el comportamiento de Mangeri en los días posteriores también es un indicio. Durante años de trabajo se lo consideró “un toro”, dice la resolución. Sin embargo, en los días siguientes se orinó encima, lloraba, vomitaba, “estaba hecho un trapo”, como dijo uno de sus amigos. Los jueces sostienen en su escrito que si no se toman estos datos como aislados, son compatibles con estrés postraumático originado en una situación violenta, que lo había alterado psíquica y físicamente.
Sobre esa base, Filozof, Lucini y Pinto coinciden en que todo indica que Mangeri fue el autor del homicidio. Y luego se concentran en evaluar la calificación: el juez Ríos había dicho que actuó con alevosía. Es que el magistrado se basó en que fue tirada, con vida, indefensa, a un contenedor. Los camaristas, en cambio, se basaron en lo determinado por la junta médica que convocó Ríos y que concluyó sus trabajos después de dictado el procesamiento. La Sala VI tomó en cuenta ese trabajo, dado que ya está agregado a la causa y es un elemento que, consideran, ayuda a establecer la verdad.
La junta médica sostuvo que Angeles ya estaba muerta cuando fue arrojada al contenedor y que la asesinaron por una mezcla de estrangulamiento con las manos y asfixia mediante la bolsa que le pusieron en la cabeza. Es decir –dicen los camaristas– que se defendió y que Mangeri no actuó sin correr riesgos. La alevosía consiste en eso: en actuar contra alguien totalmente indefenso y en el que el autor no corre riesgos.
Con ese criterio, los jueces consideraron que el homicidio fue simple, sin alevosía, con una pena más baja, de ocho a veinticinco años de cárcel. Pero en base a las conclusiones de la junta médica ya le van diciendo al juez Ríos que tome en cuenta el ataque sexual e indague a Mangeri por homicidio criminis causa, que es matar para ocultar otro delito, en este caso la tentativa de abuso. Esa calificación tiene una pena de reclusión perpetua. Todo indica que Ríos esperará un estudio hematológico que está pendiente de la junta médica y, si se confirma, procederá a imputar a Mangeri por uno de los delitos más graves del Código Penal.
Finalmente, la Sala VI confirmó la prisión preventiva de Mangeri, en lo fundamental por la envergadura del delito y, además, porque en algún momento manifestó –ante su primo Cecilio– la voluntad de escapar “a un monte de Chaco o Corrientes”.
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