Viernes, 13 de marzo de 2015 | Hoy
SOCIEDAD › LA UNESCO ADVIRTIó SOBRE LA DESIGUALDAD DE GéNERO EN LAS INDUSTRIAS CULTURALES Y EL PATRIMONIO
El techo de cristal, que impide los ascensos, y las paredes de cristal, que segregan a las mujeres sólo en pocos rubros, existen también en la cultura. La Unesco dio cuenta de ellos en un informe que incluye recomendaciones para la igualdad.
Por Mariana Carbajal
Las mujeres representan menos del 10 por ciento de los directores de cine y menos del 15 por ciento de los guionistas del mundo. No es el único indicador de la desigualdad de género en la industria cinematográfica: por cada mujer que trabaja, hay cinco varones empleados. En la historia de los premios Oscar, apenas cuatro damas han sido nominadas a mejor director/a y sólo una obtuvo la estatuilla dorada en ese rubro. Los datos son parte del voluminoso informe Igualdad de Género: Patrimonio y Creatividad, elaborado por la Unesco para poner el tema en agenda y crear conciencia sobre la necesidad de propiciar la igualdad de oportunidades para mujeres y varones, también en el ámbito de la cultura. El documento, que incluye recomendaciones para los países, advierte que a pesar de los avances hacia la paridad de género, en el cine como en otras industrias culturales sigue existiendo un “techo de cristal” que obstruye la participación de las mujeres en los procesos de decisión y formulación de políticas. El estudio revela además que “muy pocos sitios” de la Lista del Patrimonio Mundial están directamente relacionados con la historia y la vida de mujeres. Casi la totalidad, en cambio, están vinculados con arquitectos, constructores y planificadores famosos, la mayoría hombres.
Organizada por el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos, que encabeza el ex juez español Baltasar Garzón, se realizó en Buenos Aires la presentación de la edición en castellano del Informe, con la participación de Frédéric Vacheron, responsable del Sector Cultura de la Oficina Regional de la Unesco, que tiene sede en Montevideo. Garzón coordinó el panel, en el que también participaron Victoria Montenegro, subsecretaria de la Unidad de Coordinación Nacional para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres del Consejo Nacional de las Mujeres, y la senadora bonaerense Mónica Macha.
A lo largo de 160 páginas, la publicación reúne por primera vez investigaciones, estadísticas, estudios de casos y aportes de expertos, que van desde representantes de gobiernos hasta artistas, profesionales y grupos de reflexión con respecto a la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en la cultura. En diálogo con Página/12, Vacheron subrayó que “hasta la fecha, las mujeres se han visto particularmente marginadas de la vida cultural, frente a numerosas barreras para contribuir y participar en el cine, la producción de teatro, las artes y la música. Muestra de ello –agregó– es la reivindicación que hace pocos días realizó la actriz Patricia Arquette al recibir el premio Oscar, donde reclamó públicamente igualdad salarial y de derechos para las mujeres en Estados Unidos”.
El informe muestra que la situación que planteó Arquette se replica en otros países. En Francia, por ejemplo, las mujeres representan menos de una cuarta parte de los directores de cine, de teatro, y coreógrafos que trabajan en instituciones con financiación pública, mientras que el 82 por ciento de todos los puestos de responsabilidad en la gestión cultural están ocupados por hombres. “Entendemos entonces mejor –señaló el representante de la Unesco– el reciente llamamiento de la ministra de Cultura de Francia, que dijo menos musas y más creadoras y más mujeres dirigentes.” Más del 90 por ciento de los técnicos de sonido, camarógrafos y directores de fotografía en Australia y dos tercios de los músicos, productores y fotógrafos en los EE.UU son varones.
Una parte del documento fue elaborado a partir de las respuestas que dieron los gobiernos a un cuestionario enviado por la Unesco en 2013. Pero sólo 31 países, entre los que no está Argentina, lo contestaron. De todas formas, las respuestas provenientes de países de Africa, Latinoamérica –donde respondieron Brasil, Perú y México–, Asia, Europa y Oceanía mantienen una tendencia similar, un diagnóstico común con otras áreas de la vida socioeconómica: participación limitada de las mujeres en funciones de dirección (el “techo de cristal”); segregación en ciertas actividades (“paredes de cristal”); oportunidades restringidas en la formación continua, el desarrollo de capacidades y en la creación de una red de contactos; la desigualdad existente en relación con el trabajo no remunerado; las pésimas condiciones de trabajo (como el trabajo a tiempo parcial, contractual, el carácter informal) así como el mantenimiento de los estereotipos de género sobre los papeles culturalmente apropiados para la mujer y el hombre, sin que medie necesariamente un previo consentimiento de las partes. Un punto esencial es la ausencia de estadísticas culturales desagregadas por género, un factor que encubre la diferencia existente entre géneros y los retos a los que directivos y políticos deben hacer frente.
El informe revela que, a nivel mundial, el 82 por ciento de los puestos directivos en administración cultural está ocupado por hombres. Países que tienen buenos indicadores de desarrollo humano, como Finlandia, mantienen brechas profundas en términos de género en algunos campos culturales, donde, por ejemplo, el 97 por ciento de los directores musicales y de orquesta, y el 73 por ciento de los directores artísticos de teatro, son varones.
El estudio aplica la perspectiva de género también al patrimonio. Sobre esta cuestión, Vacheron indicó que “se advierte que las mujeres a menudo no son reconocidas o son subestimadas, incluso en su contribución en la creación y recreación del patrimonio. Por ejemplo, su contribución al patrimonio cultural inmaterial, en general, es minimizada, ya que se considera, sencillamente, una parte de su papel de género –crianza de los hijos, producción, y elaboración de alimentos, fabricación de telas, trabajos en cerámicas– más que una expresión del patrimonio que debe ser valorada y salvaguardada”. Por otra parte, apuntó, “nos deja todavía perplejos la limitación del acceso al sexo femenino de algunos sitios del Patrimonio Mundial” como es el caso del Monte Athos en Grecia, un centro de espiritualidad ortodoxa desde 1054, o en los Montes sagrados de Kii, en Japón, dos casos reflejados en el informe.
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