En la medianoche de ayer, el incendio de una de las terminales de Fiumicino, el aeropuerto de Roma, provocó un panorama de aviones detenidos peligrosamente cerca de un fuego explosivo, pasajeros evacuados y con barbijos, bomberos abriéndose paso en áreas iluminadas a medias por entre la humareda y unos pocos intoxicados. Más de mil metros cuadrados fueron consumidos por el fuego. El siniestro se inició por un cortocircuito en un bar de la Terminal 3 y provocó pánico entre los pocos pasajeros presentes a esa hora, que fueron trasladados a otras terminales y a albergues dispuestos por las compañías aéreas. En la autovía que lleva al aeropuerto y en el enlace ferroviario con Roma, el tráfico quedó paralizado durante varias horas. Aunque con “capacidad reducida” y demoras en los vuelos, Fiumicino, el aeropuerto más importante de Italia, retomó su actividad operativa en la mañana.

El aeropuerto Leonardo da Vinci –su nombre oficial– interrumpió durante diez horas la operación de vuelos como consecuencia del incendio, que terminó destrozando parte de la Terminal 3. Las otras dos terminales, la 1 y la 2, se llenaron de pasajeros que comprobaban cómo sus vuelos eran cancelados por las autoridades italianas debido al siniestro. Algunos viajeros fueron trasladados a albergues por las compañías aéreas con las que pretendían viajar, pero la mayoría se vio obligada a pasar la noche en la terminal aérea, sobre bancos o en camas armadas, de improviso, con piezas de su propio equipaje. Durante el incendio no se registraron heridos, aseguraron las autoridades, quienes detallaron que sólo tres bomberos sufrieron leves intoxicaciones por inhalar humo y ayer ya se habían recuperado. No obstante, el diario romano Il Messaggero informó que un empleado de la compañía holandesa KLM fue llevado al hospital tras sufrir un derrame cerebral.

Las llamas se desataron después de medianoche; aparentemente la causa fue un cortocircuito localizado detrás del bar Gustavo, ubicado en una zona de tránsito después del área de control de pasaportes. “Es necesario investigar lo que ocurrió, si fue un accidente o un problema que debe verificarse”, declaró Vito Riggio, presidente del Ente Italiano de Aviación Civil (ENAC, por sus siglas en italiano). “Debemos constatar qué es lo que provocó que las llamas se propagaran tan rápido. Todos los materiales utilizados en este aeropuerto están en regla, no podría afirmar qué contenía ese negocio (por el bar), aunque esperamos aclararlo en breve”, agregó Riggio, asegurando que desde un primer momento se descartó que el incendio fuera intencionado o producto de un atentado terrorista.

Por su parte, el consejero delegado de la empresa Aeropuertos de Roma (ADR), Lorenzo Lo Presti, dijo que las alarmas antiincendios funcionaron bien, pero que el fuego alcanzó rápidamente el techo de la terminal y avanzó.