Viernes, 8 de mayo de 2015 | Hoy
DEPORTES › EL EQUIPO DE GALLARDO SE IMPUSO 1-0 A BOCA EN EL MONUMENTAL
Planteó un partido áspero y de pierna fuerte. En la primera parte sacó provecho de la presión, pero falló en la definición. En la segunda sufrió el desgaste y terminó definiéndolo con un penal que convirtió Sánchez. Gutiérrez, expulsado.
Por Juan José Panno
River ganó bien, pero curiosamente lo definió en el momento en que peor estaba jugando, en el momento en el que tenía dificultades para llegar y para frenar el juego que armaba Boca en el medio. Por lo que hizo en el primer tiempo, justificó el triunfo.
Hay dos datos estadísticos que explican lo que ocurrió en los primeros 45 minutos: River tuvo once corners a favor contra sólo dos de Boca y cometió trece faltas contra sólo cinco de la visita. Lo de los corners explica por donde anduvo la pelota, que circuló mucho más por las cercanías del arco de Orion y casi no pasó de los suburbios del arco de Barovero. Lo de las faltas explica el modo en que River encaró el partido. La mayoría se produjeron en el mediocampo, cuando Kranevitter o Ponzio o Sánchez, o Funes Mori cuando salía a anticipar, interrumpían cualquier intento de juego asociado de Boca. Lo que hizo River con esto fue ensuciar la salida de Boca, que para peor se mostraba por demás impreciso en los pases. En esto tuvo algo de responsabilidad el árbitro Germán Delfino, que bien pudo ser más enérgico en sus sanciones a Cubas y a Vangioni, que arrancaron el partido a pura fricción y jugaron al límite de la roja.
Ese dominio en la zona media le permitió a River generar tres o cuatro aproximaciones en las que siempre estuvo como protagonista Teo Gutiérrez. El colombiano estuvo mucho más activo, mucho menos peleador, mucho más participativo que en el partido del último domingo en la Bombonera. De todas maneras, no pudo resolver bien las situaciones que se le presentaron. Dos le tapó Orion: un cabezazo débil y un entrada por la izquierda, y en las otras no resolvió bien. Para suerte de Boca, en ninguna de las jugadas de riesgo estuvo Mora, que siempre se perfila como verdugo del equipo de Arruabarrena. Un punto a favor de Boca en la primera parte fue el trabajo defensivo, ya que, a pesar de los once corners, logró irse al descanso con el arco en cero. Orion estuvo atento y no falló en sus intervenciones, también ganaron de arriba los marcadores centrales, incluso después de la salida del Cata Díaz, por lesión.
La segunda parte fue mucho más pareja. En esta etapa, River sólo tuvo dos corners y muy pocas aproximaciones. En una de ellas, tras una falla de Gago, Pity Martínez engancha dentro del área y obliga a Marín a cometerle el penal que terminó siendo decisivo.
La otra llegada que había tenido, tal vez la más clara del todo el partido, fue una en la que Sánchez, muy sólido, le dejó la pelota en las manos a Orion. Boca jugó el segundo tiempo como se le hubiera dado vergüenza todo lo que no hizo en el primero y con Pablo Pérez como bandera intentó un juego que no había ni siquiera intentado en la primera parte. Al menos se hizo de ida y vuelta, un poco más abierto, y eso le vino bien al partido para que se estancara. Boca se adelantó unos metros y tuvo algunas llegadas más o menos claras sobre el arco de Barovero. Calleri faltó una en el arranque de la segunda parte, Pérez tuvo un remate por arriba y, ya en desventaja, Boca volvió a la carga sobre el área rival.
El público de River, en gran parte del segundo tiempo, se quedó callado, como advirtiendo que su equipo ya no jugaba con la misma intensidad que la que había mostrado en la primera parte. Recién descomprimió con el festejo del gol de Sánchez. Pero la alegría no pudo ser completa. La expulsión de Teo sobre el final –por la que el colombiano no podrá jugar la revancha en la Bombonera– terminó empañando el cierre del encuentro, a pesar de la ventaja obtenida.
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