SOCIEDAD
Desde ahora, ya se fabrican en el país heladeras que no contaminan
Por impulso de la asociación Greenpeace, una pyme radicada en San Luis presentó una heladera que funciona con un gas que no daña la capa de ozono. Y costará lo mismo que una tradicional.
Una pequeña empresa de Villa Mercedes, en San Luis, es la primera fábrica de América continental que produce heladeras que no contaminan el medio ambiente: utiliza gases refrigerantes y aislantes inocuos que las multinacionales se resisten a emplear en la región. Con estas heladeras y freezers ecológicos no se aumenta el efecto invernadero, no se daña la capa de ozono y, además, se consume menos energía que con los productos que sí contaminan. El logro tiene su origen en un desarrollo tecnológico de la organización ambientalista Greenpeace, que trabajó junto a la compañía para poner en marcha la iniciativa.
Los refrigeradores ecológicos, que cuentan con una nueva tecnología denominada “greenfreeze” (frío verde), es un desarrollo de la empresa cuyana Autosal, que logró este nuevo producto tras casi diez años de trabajo y luego de resistir los embates de la masiva importación de electrodomésticos. Un dato que confirma esa situación: cuatro empresas nacionales habían aceptado la propuesta de Greenpeace de producir estos artículos ecológicos, pero tres de ella quebraron en los últimos años.
El antecedente de los nuevas heladeras está en el Protocolo de Montreal, de 1987, cuando se instó a que la industria mundial sustituyera los gases refrigerantes que afectan a la capa de ozono. En 1992, la organización ambientalista diseñó un modelo de refrigeración ecológico y lo ofreció al mercado europeo. Ninguna de las grandes empresas tomó la idea, pero sí lo hizo una pequeña firma de Alemania que, en poco tiempo, incrementó sus ventas hasta no poder satisfacer la demanda. Por la presión de los usuarios europeos, que demandaban un mayor cuidado del medio ambiente, las multinacionales comenzaron a producir heladeras ecológicas, pero nunca repitieron la medida en los países subdesarrollados.
“Tienen la tecnología y los recursos para hacerlo. Saben que las heladeras con estos nuevos gases son de primera calidad y de amplia aceptación por los consumidores, pero no quieren hacerlo. Lo que se deduce es que, a las multinacionales, en algunos países les interesa cuidar el medio ambiente y en otros no”, remarcó el especialista en tecnología de Greenpeace Argentina, Emiliano Ezcurra.
El nuevo producto también tiene la ventaja de ahorrar el cinco por ciento de energía y, con su producción masiva, el gas refrigerante utilizado puede ser producido en el país, sin necesidad de importar, como sucede con los químicos que se implementan en la actualidad. El único lugar de América donde ya se utiliza un método similar es Cuba, que por el bloqueo económico le es imposible acceder al clásico y contaminante refrigerante de uso masivo en toda la región.
“Somos los primeros, pero no queremos ser los últimos”, aseguró en gerente de Autosol, Juan Pedro Birnie, que también recordó que “las pymes estamos resistiendo a la competencia feroz y desigual de las multinacionales, de las empresas brasileñas, y también sufrimos la desprotección que tenemos, la falta de apoyo estatal a la industria nacional. A pesar de todas estas contras, igual apostamos al país y a producir artículos que no perjudiquen el medio ambiente”.
Con una producción mensual de 5000 refrigeradores, la empresa realizó una inversión de 1,5 millones de dólares para modificar su sistema de producción. “Este es un gran avance, si una pyme nacional pudo emprender el desafío no existe ninguna excusa para que las grandes empresas también comercialicen productos ecológicos”, destacó la coordinadora de Propuestas Greenpeace, Mariana Walter.
Las nuevas heladeras de Autosal tienen un precio de fabricación mínimamente superior a las que sí contaminan, pero la firma optó por absorber ese costo, por lo que el precio en góndola podrá competir con las otras empresas. La compañía comercializará dos marcas: Koh-i-noor y Columbia, ambas con el mismo sistema ecológico. La empresa, donde trabajan 180 personas, tiene un participación en el mercado local del 12 por ciento, con un volumen de venta de 20.000 unidades anuales. Cifra que apuestan a superar con el nuevo electrodoméstico, que el próximo mes ya estará en todos los comercios del país.
La implementación de esta “tecnología greenfreeze” está enmarcada en la política de la ONG por las “Propuestas Greenpeace”, un espacio que centra su labor en dar a conocer una serie de opciones y avances científicos que ya existen y, de ser ampliamente difundidas y aplicadas, “podrían ser una de las claves para superar la crisis ambiental que actualmente atraviesa el mundo”, destacaron en la organización.
Informe: Darío Aranda.