SOCIEDAD › TRES ADULTOS Y CINCO NIÑOS, EN UNA PORTERIA DE DEVOTO

Ocho muertos por intoxicación

Los encontró la policía ayer a la tarde. El calefón estaba encendido y el agua de la ducha abierta. Los fallecidos son el portero del edificio, su esposa embarazada, sus cinco hijos y su ex mujer. Para los investigadores, se intoxicaron con monóxido de carbono.

A René Ortega lo habían visto por última vez el martes a la tarde. Era el encargado del edificio, pero esa noche no sacó los residuos. Ayer a la mañana, el padre intentó comunicarse con él por teléfono, pero nadie atendía, sólo pudo dejar mensajes en el contestador. Al mediodía fue hasta la casa de su hijo y se cansó de tocar el timbre. Fue el prólogo para llamar a la policía. A las 14.45, los efectivos abrieron la puerta del departamento de Ortega, en la planta baja, y lo encontraron junto a siete personas, cinco de ellas niños desde 14 años a once meses, muertos por intoxicación con monóxido de carbono, producto de un desperfecto en el calefón, según explicaron los investigadores. La tragedia sucedió en el barrio porteño de Villa Devoto. Todos los muertos integran la misma familia y, entre los adultos encontrados, había una mujer embarazada de ocho meses.
“No hay signos de violencia ni de escapes de gas. Podemos afirmar que las víctimas murieron por asfixia por inhalación de monóxido de carbono de un calefón ubicado en una pequeña cocina”, explicó el subcomisario de la seccional 45ª, Gerardo Flores. Los investigadores descartaron cualquier posibilidad de robo o asesinato y remarcaron que la ducha estaba abierta y el calefón prendido: para los investigadores y los bomberos de la Policía Federal es una prueba más de que fue un accidente.
Además de René Ortega –de aproximadamente 40 años–, los muertos son su actual esposa, que estaba embarazada, y el bebé de once meses de ambos. También fallecieron cuatro niños de su anterior matrimonio –que vivían en el lugar– y su ex mujer, que ocasionalmente estaba en el departamento.
René Ortega era desde hace cinco años el portero del edificio de Baigorria 4186. En la planta baja del inmueble vivía junto a su segunda mujer y sus cinco hijos. “A él lo veía todas las mañanas baldeando la vereda. Me llamó la atención que hoy no estaba. La nena era chiquita, estaba aprendiendo a caminar”, contó la dueña de un kiosco a metros del lugar de la tragedia. Además del bebé de meses, las víctimas fueron tres nenas de 3, 10 y 12 años y un adolescente de 14. “La nena más chiquita iba a salita de tres con mi hija”, contó una mujer que no paraba de llorar.
Según explicó la policía, el padre de Ortega, Carmelo –de unos 60 años, que también es portero y vive a cien metros del lugar– llamó a la comisaría 45ª después del mediodía. A las 14.45 entraron con un cerrajero y encontraron a dos adultos y el bebé en la habitación que da al contrafrente del edificio, dos niños en el comedor y a la ex esposa y otros dos niños en la habitación que da al frente, donde hay una ventana. “Los vidrios estaban abiertos, pero la persiana estaba baja. No era suficiente para que el monóxido saliera”, explicó el comisario Daniel Moreno, jefe de la seccional 45ª.
Todos estaban vestidos, salvo una de las niñas, que estaba envuelta en un toallón: “Se iba a bañar o terminaba de hacerlo”, señaló el subcomisario Flores. “El monóxido de carbono es incoloro e inoloro, así que no se pudieron dar cuenta. Seguro que comenzaron a sentirse cansados, como dormidos, y se desmayaron, aunque siguieron respirando hasta que en el ambiente ya no quedó más oxígeno”, detalló.
El padre del hombre estuvo, hasta las 17, en estado de shock en la puerta del edificio, atendido por psicólogas de la policía. Cuando comenzó a recuperarse fue trasladado hasta la comisaría para declarar. A la misma hora llegaron al lugar dos camionetas de la división Transporte Forense de bomberos. Cerca de las 18 llegó una mujer llorando y gritando el nombre de Marta, hermana suya y esposa de Ortega. A las 18.20 las camionetas estacionaron de culata sobre el frente del edificio y a las 18.40 comenzaron a cargar los ocho cuerpos. Sólo necesitaron utilizar seis camillas.
El monóxido de carbono tiene 210 veces mayor afinidad con la sangre que el oxígeno y, en altas concentraciones, “puede matar en 15 minutos”, advirtió ayer el subcomisario Jesús Bentiviglia, jefe de la división Siniestros del Departamento de Bomberos de la Policía Federal. El jefe policial precisó que “hasta junio habían muerto cinco personas” debido a emanaciones tóxicas, pero con la llegada del invierno esa cifra se incrementó, a la fecha, a “35 personas fallecidas y ocho intoxicadas”.
Combinado con la sangre, el monóxido de carbono forma “carboxihemoglobina”, que es acumulativa “y va contaminando en forma continua” si la exposición al gas es continua, y agrava la intoxicación cuando las personas vuelven a ese ambiente, aunque hayan salido varias horas. El jefe de Siniestros recordó que “los primeros síntomas son dolores de cabeza, náuseas, vómitos y pérdida del sentido y de la orientación, porque a veces procuran escapar pero caminan en sentido contrario hacia donde quieren ir”.
Informe: Darío Aranda

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El padre del portero, que vive a la vuelta del edificio, fue quien llamó a la policía.
 
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