SOCIEDAD › UNA ELECCION GALLEGA DONDE LOS ARGENTINOS SON CLAVE
El canto del cisne de Fraga
Las elecciones regionales de mañana en Galicia, en que los residentes gallegos argentinos pueden jugar un rol decisivo, podrían registrar una derrota histórica de la derecha española, dirigida en la región por Manuel Fraga, de 82 años y antiguo ministro de Franco, cediendo el lugar a una inédita coalición de socialistas y nacionalistas. Tal derrota en su feudo histórico de Galicia, controlada sin rival desde 1981 por la derecha, supondría un duro golpe para el PP, cuya influencia depende más que nunca de su poder regional en España. La elección para los gallegos de la Argentina cierra hoy a mediodía.
Apoyado en los sondeos que reducen cada vez más el margen del Partido Popular (PP), el jefe del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, consideró “más que probable que el PP pierda estas elecciones”. Según los últimos sondeos difundidos, el actual presidente regional, Manuel Fraga, no logrará revalidar la mayoría absoluta en el Parlamento gallego. De hecho, la pérdida de la mayoría absoluta sería suficiente para rubricar esta derrota, ya que ninguno de los otros grandes partidos en liza está dispuesto a formar un gobierno de coalición con el PP. Según estos datos, el Partido Socialista (PSOE) conseguiría además los escaños suficientes para llegar a la presidencia de la Xunta (gobierno) gallega si alcanza un pacto con los nacionalistas del Bloque Nacionalista Gallego (BNG), la tercera fuerza política de esta región del noroeste español. Con estos comicios, Fraga está a punto de llegar al final a su última carrera electoral y probablemente a su vida política, que comenzó como ministro del dictador Francisco Franco en la década de los sesenta.
El histórico líder conservador ha recorrido en quince días de campaña cerca de 5000 kilómetros por tierras gallegas cargado de polémicas y promesas y defendiendo la gestión de sus cuatro mandatos. En las elecciones de mañana, tras cuatro mayorías absolutas consecutivas, necesita no sólo ser el primero, sino hacerlo con las urnas llenas de votos, ya que si no consigue al menos 38 de los 71 escaños disputados, los partidos de la oposición le arrebatarán la Xunta. La primera parte de su campaña fue más agresiva, porque el veterano político sostuvo el argumento de que Galicia está bajo la amenaza del terrorismo y del “chantaje” de los partidos nacionalistas y soberanistas que, en su opinión, condicionan la política del gobierno español. Junto a esto, las declaraciones de Fraga sobre el proyecto de ley del matrimonio homosexual, al que achacó “detalles asquerosos”, y sobre la nueva regulación del divorcio despertaron el rechazo de los grupos de la oposición (ver nota principal).
Mientras, la campaña de los socialistas gallegos se ha centrado en reclamar la participación, especialmente de los jóvenes, con la palabra “cambio” como señuelo electoral de un candidato, Emilio Pérez Touriño, que se ofrece como el presidente “de este siglo y no del pasado”, en contraposición a Fraga. Touriño ha evitado aludir a la posibilidad de alcanzar un pacto con los nacionalistas del BNG para reemplazar en el gobierno al PP. Pero durante toda la campaña electoral, el candidato socialista se ha esforzado en aparecer como la antítesis del veterano Fraga, a quien presentó como su único adversario político.
Por su parte, el candidato del BNG, Anxo Quintana, finaliza una intensa campaña en la que ha reivindicado el “respeto” para Galicia. Quintana ha tratado de ofrecer una imagen del BNG como organización “honesta” y lejana a la radicalidad que le atribuye el PP, y de una región “nueva” y “joven”, que ya no puede seguir gobernada por el “fraude Fraga”.
Estos tres candidatos se han disputado hasta el último voto de los 2,6 millones de electores que están convocados a las urnas, de los cuales 305.000 residen en el extranjero, la mayoría de ellos en Latinoamérica y, especialmente, en Argentina. El voto de la comunidad gallega asentada en Buenos Aires, integrada por unas 100.000 personas, puede ser decisivo en estas elecciones, según explicó María del Carmen Cordero, miembro de la comisión directiva de la Casa de Galicia en Argentina, quien ratificó la relevancia del voto de los gallegos en la Argentina al sostener que “la elección será muy reñida”.