SOCIEDAD › UN AMIGO CUENTA COMO VIVE CHABAN CON SU MADRE

Encierro entre sobresaltos

Cuando escucha gritos e insultos se encierra en una habitación y se sienta frente a la computadora. Ayer hubo un cacerolazo y discusiones entre familiares y vecinos. Piden más seguridad.

Un grupo de familiares de las víctimas de Cromañón eligió ayer la modalidad de protesta que no hace mucho sirvió para desencadenar la renuncia de dos presidentes: el cacerolazo. Con tapas de ollas y cacerolas viejas, manifestaron su rechazo a la presencia de Omar Emir Chabán en el edificio de departamentos de San Martín, donde pasó ayer el cuarto día de encierro en libertad. El escrache fue el más convocante y ruidoso de los tres anteriores. Pero un grupo de allegados al empresario también reaccionó: pidió a la Justicia de San Martín que se ampliaran las medidas de seguridad en el edificio; uno de los amigos de Chabán dijo a Página/12, después de visitarlo, que “Omar no quería salir en libertad”, pero fue convencido por algunos amigos y su abogado. El cansancio de los vecinos sigue aumentando y el consorcio donde vive la madre de Chabán enviará una nota al juez de la causa para que lo saque del departamento del quinto piso.
Allí arriba, Chabán “se sobresalta” cuando escucha los estruendos de los petardos. Y cuando los gritos e insultos desde los parlantes instalados en un combi son persistentes, “se encierra en una habitación y se sienta frente a una computadora” donde sigue elaborando su estrategia de defensa. Estos detalles fueron dados a Radio Nacional por Guillermo Silva, un amigo íntimo del empresario que junto con otros allegados presentó ayer un pedido ante la Justicia de San Martín para que “aumente la seguridad y amplíe el cerco” que protege al edificio. En diálogo con Página/12, el hombre explicó que los motivos del pedido fueron la presencia de una cámara de televisión que “intentó filmar la intimidad” del quinto piso y “el piedrazo que rompió la ventana del baño del departamento de la madre”.
Al paisaje de la cuadra de Pellegrini al 2000 se le agregaron ayer las velas encendidas frente al doble vallado del edificio custodiado por policías, algunos vecinos solidarios con los familiares de las víctimas y otros con cara de hartazgo y sobrevivientes arrojando huevazos contra los dos frentes del edificio: el que da sobre Pellegrini y el lateral, sobre Belgrano.
Según reveló Silva, “Omar no quería salir hasta que no liberaran a Raúl (Villarreal), tal como se lo había prometido”, pero optó por abandonar la cárcel por consejos de familiares. “No se siente culpable sino responsable por haber dejado en mano de chicos de entre 20 y 25 años la seguridad de Cromañón”, dijo, en coincidencia con la línea argumental del empresario en su declaración indagatoria.
El contacto del empresario con el exterior es prácticamente nulo, “sólo recibe llamados de íntimos y empresarios del exterior”. No mira TV, no lee los diarios y no escucha las radios. Ni siquiera oye música.
“Estamos preocupados por la seguridad de Omar –manifestó a este diario–. En los escraches hay infiltrados, gente de (Armando) Capriotti (vicepresidente de Chacarita) y de la barra brava (de ese club) y hay gente de los funcionarios municipales que hace unos días fueron condenados por corrupción y operan contra (el intendente Ricardo) Ivoskus”.
Por su parte, Silvia, una vecina del edificio de la discordia, adelantó que el consorcio solicitará formalmente al juez Julio Lucini que traslade al nuevo vecino. “No se puede ni dormir, vivimos intranquilos y exaltados”, dijo la mujer que se mostró favorable a los reclamos de los familiares de las víctimas de Cromañón, “aunque no pueda participar de las protestas”.
Durante el escrache, un vecino de la zona discutió con los manifestantes y les advirtió: “Van a recibir infiltrados y esto va a ser vecinos contra vecinos”. Por el contrario, Susana Giovanni, una de las querellantes, presentó ayer al juez Lucini un pedido para que Chabán no pueda mudarse. “La mudanza a otro distrito o a algún lugar despoblado –adujo– generaría iguales o mayores síntomas.” En diálogo con este diario, el abogado de Chabán, Pedro D’Attoli, aseguró que su defendido “está mal por todo lo que pasa, pero tiene ganas de quedarse a vivir ahí”.

Informe: Adrián Figueroa Díaz.

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Ayer, un grupo de allegados a Chabán pidió que se ampliaran las medidas de seguridad en el edificio.
 
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