SOCIEDAD › UNA CHICA DE 16 DEGOLLO POR CELOS A OTRA DE 17
Trágico pasional adolescente
El cuerpo de Solange Esconjar apareció el miércoles en un descampado de Garín, partido de Escobar, tendido en un charco de sangre. El corte que tenía en el cuello era tan profundo que sus vértebras quedaron expuestas. Pero cuando la joven de 17 años recibió esa última agresión ya estaba muerta a causa de nueve puñaladas que tenía en el abdomen. Por el crimen fue detenida una pareja: se trata de un joven de 22 años y su novia de 16, que confesaron ser los autores del ataque y revelaron dónde habían ocultado el arma utilizada. “Dijeron que él la sujetó del cuello y ella la apuñaló”, confió una fuente policial a Página/12. Sus testimonios confirmaron que se trató de un crimen pasional, cometido por “celos”.
Solange –que era esquizofrénica– había salido de su casa el miércoles a las 12, y su cuerpo se encontró antes de las 16 en una arboleda ubicada en Yrigoyen al 2200, a unos doscientos metros de la ruta Panamericana. Además del corte de lado a lado en el cuello, tenía heridas que le habían perforado los pulmones, el corazón y los riñones. Desde el principio se desechó la hipótesis de un ataque sexual o de un ataque tras un robo. Cuando se difundió la noticia del crimen, dos mujeres se presentaron como testigos y contaron que habían visto a Solange discutiendo con Gabriel Luzzi, el hombre ahora detenido. “La chica estaba pidiendo ayuda, pero ellas no le dieron importancia”, comentó el vocero.
Tras la declaración de las testigos, el jueves por la noche la policía detuvo a Luzzi. Al momento de la detención, el hombre estaba con su novia, que lo acompañó a la comisaría. En la seccional, la chica “rompió en llanto, dijo que la culpable había sido ella y quiso contar la historia ante el fiscal”, Juan José Maraggi. Fue esa versión la que repitió el joven durante su declaración indagatoria: él se habría encargado de sujetar a Solange del cuello y su novia de darle las puñaladas.
“Con ese testimonio, el juez de menores ordenó la detención” de la muchacha, que el día anterior había vuelto a su casa. La joven contó que el motivo del homicidio fueron los “celos”. De acuerdo con su testimonio, la chica asesinada le había mandado algunas cartas de amor a Luzzi, que vivía a unos veinte metros de su casa. La novia del joven se había puesto furibunda y dos o tres días antes del crimen ya “había abofeteado” a Esconjar, pero “el envío de cartas continuó”.
Con la confesión de la pareja, la policía pudo localizar el arma que se habría utilizado para cometer la agresión. Se trata de una navaja de color negro y verde, que estaba envuelta en un pantalón ensangrentado de la novia de Luzzi. Todo se encontró dentro de una bolsa, metido a su vez en una alcantarilla de Las Heras al 100. “Es la otra punta del pueblo, la zona del centro. El desagüe está frente a un comercio de una tía” de la chica presa, según afirmó la fuente. También constató que los detenidos no involucraron a ninguna otra persona en el crimen.
Algunas versiones difundidas ayer indicaban que Luzzi tenía problemas mentales y que se había fugado de un neuropsiquiátrico, pero una fuente de la investigación se ocupó de negar ese trascendido. Sucede que en un principio la investigación se orientó hacia una persona con demencia, pero luego se la desvinculó del homicidio. Luzzi nunca antes estuvo preso, pero sí tiene causas abiertas por delitos como amenazas. Poco se supo de su novia. Sólo que es una estudiante de clase media que vivía con sus padres y según los investigadores tenía –hasta el miércoles– “una vida normal”.